Es una tradición que tiende poco a poco a perderse con el tiempo. Según un estudio reciente, menos de uno de cada dos franceses (32%) ha escrito una postal en el último año. La culpa está en el uso intensivo de SMS y correos electrónicos, que ha sustituido este ritual vacacional, pero también en los costes de envío cada vez más elevados. Sin embargo, hay lugares donde la práctica, que celebró su 150 aniversario en diciembre de 2022, sigue siendo muy común. Un pueblo de Isère tiene incluso el récord de envío de postales en Francia. Su nombre: Saint-Égrève, unos kilómetros al noroeste de Grenoble.
Este pequeño pueblo de 15.000 habitantes está lejos de ser un destino turístico top. En realidad, aquí es donde la empresa Fizzer, que se especializa en la personalización y el envío de postales, impresiones, sellos y envía estas pequeñas cartas personalizadas a todas partes en Francia. Gracias a esta práctica, Saint-Égrève ostenta el récord francés en número de habitantes y turistas, con más de 3 millones de postales enviadas cada año.
Esta cifra refleja principalmente un cambio en la práctica. Si para algunos sigue siendo imprescindible la postal de papel (que se encuentra en la tienda de souvenirs), cada vez son más las aplicaciones que permiten el envío de estas misivas personalizadas. Además de Fizzer, plataformas como Youpix (utilizada por La Poste) o MyPostcard ofrecen servicios similares. Algo para revolucionar los usos en torno a esta tradición centenaria.