«Los tres mosqueteros es una novela picaresca e infinitamente divertida», esta reseña de Claude Schopp, el especialista en Alejandro Dumas, explica en pocas palabras por qué la obra más célebre del gran novelista fue adaptada de la manera más libre y hay que decirlo en la forma que a veces es la más incongruente. A pocos días del estreno de la primera parte de la nueva versión de Martin Bourboulon, que si bien no es muy cercana a la novela, quiere ser muy seria o incluso épica, nos pareció divertido volver a las relecturas más delirantes. de las aventuras de d’Athos, Porthos, Aramis y d’Artagnan.
De Douglas Fairbanks a los Charlots, -que por supuesto encarnarán a los ayuda de cámara, Planchet y otros-, pasando por el atómico nanar el improbable D’Artagnan (2001), Le Figaro presenta, en imágenes, una antología de filmes de capa y.. .de espadas a menudo astilladas.
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Para muchos el rey de Hollywood Douglas Fairbanks sigue siendo el modelo cinematográfico de d’Artagnan. Con su pequeño bigote, su impresionante físico, le dará al joven gascón el retrato de un superhéroe antes de la carta. Paradójicamente, más que el dibujo que hizo Dumas de él, inspiró a todos los adaptadores dumasianos. De todos modos, era difícil no agregar demasiado, en 1921, este D’Artagnan era… tonto.
El ridículo no mata, dice el refrán. Tanto mejor, porque Max Linder aquí se permite todo y hasta el mal gusto. Dos ejemplos edificantes: la conmovedora e inteligente Constance Bonacieux pasa a llamarse Constance Bonne-aux-Fieux mientras que la digna Ana de Austria pasa a llamarse Reina Piña de Austria… sin comentarios.
Solo los italianos inventaron la capa y la daga de espagueti. Olvidada la Gascuña de d’Artagnan, la Inglaterra de Buckingham, el hermano de Sergio Corbucci (Navajo Joe) nos transporta aquí a la frontera entre Estados Unidos y México. No nos encontraremos con el Zorro sino con chinos practicando karate… ¡Ayuda!
Lo habremos visto todo… Raquel Welch, de provocativo escote, en la piel de la valiente y pura Constance Bonacieux es la osadía más intrépida de Richard Lester en el cine. Los cinéfilos, sin embargo, encontrarán a Jean-Pierre Cassel con la corona de Luis XIII. 50 años después, su hijo Vincent Cassel volverá a Dumas con el hábito de Athos. Los Tres Mosqueteros son decididamente inmortales.
En el género “nanar”, estamos bordeando la obra maestra. André Hunebelle debió recordar que el genial Bourvil, en Planchet, había deslumbrado su versión más seria de 1953. Aquí pues, los sirvientes de los mosqueteros se convierten en los héroes de la historia. Para ver en lo más frío del invierno con un aguardiente bien fuerte, te puede hacer reír.
Es una pena que Bruce Lee ya no fuera de este mundo. En esta versión los golpes de espada, las fintas son reemplazadas por saltos dignos de los príncipes del kung-fu… Jean-Pierre Castaldi reemplaza a Bourvil con el hábito de Planchet. Seamos amables, él no lo olvidará. En cuanto a Catherine, ¡realmente nos preguntamos qué está haciendo allí!