Todavía le gustan las chicas de Renault, las chicas de Castel, pero se fue de París a su isla favorita, Córcega. Jacques Dutronc celebra su 80 cumpleaños y una serie de «accidentes felices», como dice Olivier Cachin, coautor de un libro sobre el artista que originalmente no debía cantar Et moi, et moi, et moi.

Para celebrar dignamente el feliz 80 aniversario del más casual de los acróbatas, era imprescindible un pequeño recorrido por su singular discografía. D’Et moi, et moi, et moi à Paris despierta a través de la antología Les Cactus de la discografía de L’Arsène Lupin de la canción francesa elegida y comentada por Olivier Cachin.

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Este opuesto de la canción comprometida no está destinado a Dutronc, quien había escrito la música y cuenta el backstage. «Solo encontramos perdedores para cantarla, así que finalmente me dijeron: adelante, tú, hazlo, tienes ropa de contador, le queda perfecto a la canción», leemos en Dutronc, una vida en canciones de los periodistas Olivier Cachin y Éric Jean-Jean (ediciones Hugo Doc). Este tubo corona su debut como cantante en 1966. “Todo en él no son más que felices accidentes: cuando aprende a tocar la guitarra, luego enfermo, en la cama, a los 16; cuando, más tarde, se convierte en actor por accidente; cuando hace poco vuelve a subir al escenario para una gira con entradas agotadas porque su hijo Thomas se lo pide”, resume para AFP Olivier Cachin.

“Papá, tápate los oídos: en la historia del rock francés, mi padre ha hecho cosas tan magníficas”, susurró a la AFP en 2021 Thomas, junto a Jacques, en preparación para su gira conjunta. “Cactus” es un buen ejemplo. “Estamos en un rock francés de los sesenta, influencia Kinks, es muy brit-rock, muy anglosajón, antes de que Jacques Dutronc se convirtiera en crooner, hay grandes riffs de guitarra, como en La fille du Père Christmas”, desarrolla Olivier Cachin. Este golpe de 1966 incluso fue citado por Georges Pompidou, entonces Primer Ministro, en 1967 en la Asamblea Nacional: “Aprendí que, en la vida del gobierno, también hay cactus”.

Fue después de una cena regada con los tres Jacques -Dutronc, Lanzmann (letrista) y Wolfsohn- que este último, director artístico de la discográfica Vogue, tuvo la idea de una pieza sobre París al amanecer. “Y la parte de la flauta, que es toda la sal, pasa por casualidad, porque en el estudio de al lado hay un flautista, Roger Bourdin, al que le decimos: ¿no quieres venir?”, vuelve a decir Olivier Cachin. . Fue Wolfsohn quien le pidió a Lanzmann que se inspirara en una canción popular del siglo XIX: «Imagen de París a las cinco de la mañana». Nuevo éxito, en 1968.

Grabado poco después del 68 de mayo, la canción se burla de quienes han recuperado el movimiento de protesta. Los que saben hacer “un solo gesto”, el de dar la vuelta a la chaqueta, “siempre del lado bueno”. En 1982, el grupo Indochine se hizo cargo de ella y, en 2015, Dutronc la interpretó con la cantante del grupo, Nicola Sirkis, para el álbum «Happy Birthday M’sieur Dutronc». «Típicamente es la canción atemporal, la prueba cuando Indochine la retoma, la gente piensa que es de actualidad, y no se trata solo de política, también se puede aplicar al cine y la música», se ríe Olivier Cachin.

Le petit jardin denuncia el “hormigonado” desenfrenado de las ciudades, en detrimento de los rincones de la naturaleza. En 1972, cuando la ecología no era una preocupación central. “Esta es también una de las razones por las que Jacques Dutronc se niega durante mucho tiempo a cantarla en el escenario, porque podría ser demasiado militante”, contextualiza Olivier Cachin. Su hijo le pide que se lo lleve para la reedición enriquecida de «Frenchy», un exitoso álbum de Dutronc junior. Este es el elemento «disparador» de la gira conjunta, donde Jacques Dutronc la vuelve a cantar en el escenario. «Es una canción magnífica, que habla del barrio de su infancia», señala Olivier Cachin. El dúo Lanzmann-Dutronc retomaría este tema con La France défigurée (1975).