Tras una pausa de cuatro años para evitar demasiados conciertos, la cantante jainista regresa con The Fool, un disco que lleva el nombre de una carta del tarot: “el tonto, el que se va de aventuras, avanza a pesar de todo”. La francesa había tirado del freno de mano en el verano de 2019, cancelando el final de su gira prevista para 2020, incluido un Bercy en París (Accor Arena). Un reflejo salvador en una carrera que se ha convertido en un torbellino. Son más de 300 conciertos en quince países -incluido Coachella, un festival taquillero de California-, 1,2 millones de discos vendidos en todo el mundo para Zanaka (2015) y Souldier (2018), una nominación al Grammy por el clip sonoro Makeba pipe. Por no hablar de su actuación en la inauguración del Mundial Femenino de Francia.

“Me detuve en el momento adecuado. Si continuaba, estaría demasiado cansado. Cancelé Bercy pero se habría cancelado de todos modos con la crisis sanitaria, así que mi conciencia se tranquilizó”, sonríe, durante un encuentro con la AFP en París. Evidentemente, hablamos con él de Stromae, que acaba de cancelar parte de su gira, tras un burn-out anterior del que habló en su último disco Multitude.

Leer tambiénJain, la llamada del mar

“Te tienes que cuidar, mentalmente, esa es la prioridad, porque hay mucha presión. Llevamos un espectáculo sobre nuestros hombros”, comenta el autor-compositor-intérprete. El parón elegido y el confinamiento impuesto permitieron a Jain volver a sumergirse en la escucha de “grandes clásicos, como Kate Bush, David Bowie, Pink Floyd”. Que coloreó The Fool, que sale el viernes. “Me marcó, sobre todo la riqueza de los arreglos, las letras psicodélicas. Me llevó a donde nunca había estado”.

El tercer disco del artista -diseñado como los anteriores con Yodelice en producción- es mucho más pop y menos sintético que sus éxitos anteriores Come or Alright. La escritura volvió sobre estancias en una cabaña frente al mar cerca de Marsella. «Era como en mi cuarto de 16 años, con vista al mar. Fue genial empezar todo de nuevo», comienza. Donde crecí, Pointe-Noire (Congo), Abu Dhabi, Dubái (Emiratos Árabes Unidos), siempre estuvo el mar. Siempre tuve esta atracción, surfeaba de adolescente”. Nacido en Toulouse, el joven de 30 años vivió una infancia según

La visión de un cielo estrellado desde el cobertizo y el cosmos fantaseado en Pink Floyd (El lado oscuro de la luna) o David Bowie (rareza espacial) tiñen los textos en inglés de Jain. Vuelve la figura de la luna en El Loco y Alturas de la noche, un satélite sobrevuela Take a chance y el título Cosmic love habla por sí solo.

“Se trata de metáforas. Cuando canto que alguien baila en la luna, es alguien que se busca en el universo, se descubre, se arriesga”. El simbolismo de la carta del tonto en el tarot, practicado en su familia, resuena aquí. Los temas tratados son más íntimos que antes. “En mis otros dos álbumes, hablé de amor universal, antirracismo, paz. Ahí es mucho más personal, es solo el amor lo que ocupa casi la mitad de las canciones.

Y para partir la armadura, nada como dejar caer el uniforme -esta famosa combinación, disponible en once modelos- que luce Jain. “Serán varios conjuntos escénicos, será otra propuesta, no necesariamente inspirada en los años 70, pero inspirada, galáctica, cósmica”, deja en vilo. El nuevo cohete de Jain estará en órbita en Francia en festivales de verano como Solidays, Beauregard y Les Vieilles Charrues, antes de una gira por lugares tipo Zenith este otoño.