Pasear, sí, pero sin parar. Los turistas que visiten el pueblo de Portofino, Italia, tendrán que acostumbrarse a esta nueva regla. Para hacer más fluido el flujo y evitar aglomeraciones, su alcalde Matteo Viacava acaba de habilitar “zonas rojas” en el centro histórico en las que está prohibido parar. Uno se extiende desde Piazza Martiri dell’Olivetta hasta el muelle Calata Marconi, el otro desde los baños públicos hasta el muelle Umberto I.
El concejal del municipio, situado en la costa de Liguria cerca de Génova y poblado por tan solo 400 habitantes, evoca en el diario Corriere della Sera «problemas de fluidez en la circulación de personas y vehículos» y «un peligro potencial por el exceso de población densidad en relación con la superficie disponible».
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Esta medida se puso en marcha durante el fin de semana de Pascua, durante el cual entre 6.000 y 7.000 visitantes pasearon por este caserío de pescadores frecuentado por celebridades. Se aplica todos los días entre las 10:30 y las 18:00 horas hasta el 15 de octubre de 2023. Los visitantes que no respeten esta norma se exponen a una multa de entre 68 y 275 euros. El alcalde precisa, no obstante, que el objetivo no es sancionar sino concienciar a los visitantes y sus guías de la importancia de descongestionar el centro histórico.
En otras partes de Italia, varios municipios han tomado medidas contra el exceso de turismo y la indisciplina de algunos visitantes. No muy lejos de allí, en Cinque Terre, para evitar el riesgo de accidente, está prohibido recorrer los senderos en chancletas. Se prevé una multa de 50 a 2500 € para los infractores. Por su parte, Venecia deberá introducir una tasa de 3 a 10 € para los turistas que visiten el centro histórico por el día. Aplazada durante meses, esta medida se anuncia para el verano de 2023.