Pensamos por un momento que no iba a aguantar mucho encima de la bestia, que se iba a caer de la montura porque el ritmo era muy rápido. Pero Nicolas Bouchaud es un excelente jinete. Monta las palabras de Thomas Bernhard como un cosaco. Old Masters es una comedia que limpia tus oídos y limpia tu corteza. ¿De qué se trata? De un tal Reger, un viejo musicólogo misántropo que, gracias a la amabilidad de un guardia del Museo de Historia del Arte de Viena, viene todos los días a sentarse en el mismo banco. Durante horas contempla un cuadro de Tintoretto, El hombre de la barba blanca. De este cuadro conoce todos los detalles, es decir todos los defectos. Reger es viudo. De todo. Su esposa murió y la perfección no es de este mundo.
El hombre atrabilario comienza con algunos cabezazos: “Debemos escuchar a Bach y oír cómo fracasa, escuchar a Beethoven y oír cómo fracasa, escuchar a Mozart y oír cómo fracasa. (Asimismo, amamos) a un ser porque es indefenso e incompleto, porque es caótico e imperfecto. No hay pintura perfecta, ni libro perfecto, ni pieza musical perfecta (…)”. Su entrega tiene rasgos de trance hipnótico y convoca al espectador, víctima de su “logorrea musicológica”. Su labor de deconstrucción entre el descaro y el sentido común no cesará. Así, cortará en pedazos a Greco, a Klimt, a Veronés y cortará en pedazos otras cosas como Austria, los baños vieneses, los profesores (risas amarillas en la sala), los museos y sus visitantes…
Luego, de repente, ataca a Heidegger, el mayor filósofo del siglo XX a pesar de sus catastróficos compromisos políticos, y este pasaje es sin duda el más divertido de este juego de bolos. Heidegger es un buen combustible para su hoguera. Este filósofo “que nunca ha sido más que cómico (…), un débil pensador prealpino, simplemente hecho para el estofado filosófico alemán”. Asistimos a una curiosa tarea de socavamiento, pero detrás de este trabajo de demolición, el desmonte: otra historia del arte está tomando forma. Una historia liberada de la historia oficial. Thomas Bernhard nos enseña a desaprender, a juzgar, a pensar por nosotros mismos y Nicolas Bouchaud se complace – ¡vestido por un momento con pantalones de piel austriacos! – para hacérnoslo saber.
El escenario, que representa la Sala Bordone del Museo de Historia del Arte, está casi desnudo. Al fondo podemos ver dos lienzos sin motivos. Poco a poco uno se desprenderá de la pared. El actor lo utilizará como una manta alrededor de la cual se envuelven los supervivientes de un naufragio. Después de una hora y media de estar solos en el escenario, nos decimos que se necesita toda una memoria de elefante para interpretar el estilo paquidérmico de Bernhard. Nicolas Bouchaud les dirá que se deja llevar por el fluir de las frases… Y al espectador por un gran soplo liberador.
Old Masters, en el Théâtre 14 (París 10), en el marco del Festival de Otoño de París, hasta el 23 de diciembre. Semejante. : 01 45 45 49 77. www.teatro14.fr