Lo vemos venir de lejos. Ese porte altivo de la cabeza, esa sonrisa entrecortada, esa voz vivaz, ese vestir impecable y esa manera que finge, como «yo domino la tribu». Todavía no lo hemos saludado y ya está molesto. En el tren de vacaciones, hizo que su vecino se mudara porque tenía el lado de la ventana y no el del pasillo. En el coche, prohíbe toda comida y pone el equipaje en el maletero y en ningún otro lado.

No entiende que los horarios de las comidas no son fijos y que diez minutos antes de sentarse a comer nadie sabe qué es exactamente lo que vamos a cenar. Antes de ir de compras, incluso de vacaciones, hace una lista y se apega a ella. Comprobar que el alquiler se ajusta a la descripción que se hizo al hacer la reserva es para él el momento más importante de la semana. Aferrándose a su inventario, rastrea el error, con los ojos inyectados en sangre.

En el restaurante, al psicorígido le gustan los menús, el todo incluido es su modelo porque cualquier cosa que se asemeje a la improvisación le horroriza. La relajación es para él, ni más ni menos, que una palabra aprendida cuyo verdadero significado es desorden. Cuando llega la cuenta, el psicorígido se cuida de que cada uno pague por lo que ha consumido. Cuando se va a la cama por la noche, es el único en la casa que sabe lo que va a hacer al día siguiente. Tiene el ojo pegado al reloj y cuando te dice “nos vamos en cinco minutos… quiere decir que a los cinco minutos se fue.

Siempre parece estar de mal humor. Pero no, él piensa en lo que está mal. Porque «todo está bien» es sospechoso. A menudo tenemos la impresión de que está resentido contigo por no ser como él. Donde está mal es creer que es una impresión… ¡Está muy enojado contigo!

Porque llegaste tarde, te rompes la nariz en un supermercado cerrado. Llega, con una frasecita eréctil, al momento extremo de disfrute de todas sus vacaciones: «¡No es por no haberte dicho! «. Tiene esa cosa molesta de que encarna todo lo que rechazas. Ama lo cuadrado, mientras que nada es más placentero que unas vacaciones sin forma, abolladas por tus deseos. En la lista de los que pueden estropearte las vacaciones, ocupa el primer puesto.

Para salir de esto: