Desde principios de julio, los golpes de calor se han sucedido en el mundo. Y ciertamente no ha terminado. El calentamiento global podría provocar un aumento de los desastres naturales para 2050. Esto plantea riesgos para las aseguradoras y dispara sus precios. La policía de seguros francesa, la ACPR, acaba de lanzar una prueba de estrés destinada a evaluar la capacidad del sector para absorber los choques climáticos. Casas agrietadas por la sequía, inundaciones de barrios y polígonos industriales, tormentas… la cuestión es crucial, sobre todo porque en caso de una subida de precios demasiado acusada, algunos franceses podrían renunciar a cubrirse. Y las empresas podrían negarse a asegurar los bienes que están demasiado expuestos.

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Estas son las segundas pruebas de estrés en dos años. “En 2021, la ACPR consideró que la exposición de los bancos y las aseguradoras era moderada, pero que el sector estaba expuesto al riesgo de un fuerte aumento de los siniestros en determinados departamentos”, recuerda Nathalie Aufauvre, secretaria general de la Autoridad de Supervisión Prudencial y resolución (ACPR). Para esta edición, la autoridad probará dos hipótesis para 2050: una transición climática gradual y una transición más brutal. Como novedad, la ACPR también evaluará los efectos de un escenario a corto plazo, con dos años marcados por la sequía, seguido, a principios de 2025, por precipitaciones excepcionales. “En el corto plazo, supondremos que las aseguradoras no tienen la capacidad de cambiar la estructura de sus balances y sufrirán la materialización de choques”, explica Laurent Clerc, director de investigación de la ACPR.