Los hermanos Michelin, André y Édouard, que establecieron el paternalismo social para los empleados de su empresa hace más de 100 años, aplaudirían las nuevas garantías sociales que el gigante mundial del neumático está generalizando hoy para sus 132.000 empleados. Ansiosos por proporcionar a las familias alimentos, vivienda, ropa, asistencia sanitaria, educación de los niños e incluso ahorros, los actuales directivos de Michelin se han reapropiado de los principios de los fundadores. Estos últimos habían creado parques de casas Michelin cerca de la fábrica de Cataroux en Clermont-Ferrand, escuelas, cooperativas, dispensarios, etc. para cubrir las necesidades esenciales de los empleados y emplearlos de forma sostenible de padre a hijo.
El grupo Clermont-Ferrand propone ahora un “salario digno” para todos los empleados en todos los continentes. Esta cantidad, que varía según cada país e incluso cada región, no tiene nada que ver con el salario mínimo. Así, en Francia, este salario anual “decente” para un empleado de Michelin en París asciende a 39.638 euros al año y a 25.356 euros en Clermont Ferrand, mientras que el salario mínimo anual alcanza los 21.203 euros. “Para Michelin, el salario mínimo en Francia no es suficiente para cubrir lo que consideramos un salario digno”, estima Florent Ménégaux, presidente del grupo Michelin. Este debe cubrir las necesidades de una familia compuesta por un promedio de dos hijos y dos padres.
En Pekín, Michelin ofrece a sus empleados 69.312 yuanes, dos veces y media más que el salario medio local. En los Estados Unidos, en Greenville, el salario de un trabajador de un fabricante de neumáticos ($42,235) es casi tres veces el monto mínimo ($14,790).
“Estábamos convencidos de que todos nuestros empleados se beneficiaban de salarios dignos según los criterios definidos por el Pacto Mundial, el programa de las Naciones Unidas destinado a crear una sociedad más sostenible, y del que soy representante en Francia para las cuestiones de desarrollo sostenible, explica el jefe de Michelin. Recurrimos a una ONG, Fairwage, que llevó a cabo una investigación. Nos dimos cuenta de que efectivamente así era para el 95% de ellos. Pero eso significaba que el 5% estaba en modo de supervivencia. Fueron necesarios tres años para convencer a la propia Michelin de que debían aumentarse los salarios”. A partir de ahora, la ONG Fairwage publica cada año una actualización del “salario digno” por país que Michelin se ha comprometido a pagar.
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Más recientemente, la empresa decidió ir más allá e implementar una “protección social universal” para sus empleados en todo el mundo. Cubre el acceso a la asistencia, la licencia de maternidad/adopción de 14 semanas y el pago de un capital de al menos un año de salario a la familia en caso de fallecimiento de un empleado y el pago de una pensión para la educación de los hijos hasta el final de la educación superior. . “Durante la epidemia de Covid, tuvimos 50 muertes dentro del grupo. Entonces pensamos en crear el programa Michelin One Care”, explica Florent Ménégaux.
¿Una reinvención de la política social original? “Es fiel a nuestros valores. No podemos pedir a nuestros empleados que se comprometan en un proyecto colectivo si están en modo de supervivencia. Necesitan una remuneración básica para poder planificar el futuro”, explica el directivo. Michelin también intenta fidelizar a sus empleados, cuya tasa de rotación ha aumentado peligrosamente en los últimos años. “En el pasado teníamos una tasa de deserción del 7% al 8%. Esta cifra aumentó al 12 y al 13% en 2021 y 2022, recuerda Jean-Claude Pats, director de personal del grupo Michelin. Tiende a disminuir pero sigue siendo muy importante para el grupo”.