La película sobre la política energética francesa no se llamará “Un día sin fin”, sino “Un débat sans fin”. El viernes, un día después de una reunión entre el primer ministro Gabriel Attal y ONG ecologistas, Matignon anunció la próxima organización de una consulta sobre la estrategia energética y climática. Esto tendrá lugar bajo los auspicios de la Comisión Nacional para el Debate Público (CNDP), que deberá examinar la programación energética plurianual (PPE) y la estrategia nacional baja en carbono (SNBC).
Este anuncio confirma implícitamente la intención del ejecutivo de no precipitarse en materia energética. Un verdadero cambio de ritmo. A finales de 2023, el gobierno publicó su proyecto de SNBC, que se basó en un ciclo de consultas y en las conclusiones de noviembre de un primer debate público ya organizado por el CNDP. Todo debía traducirse en una ley de soberanía energética, inicialmente prevista para el Consejo de Ministros de enero. El as. Desde la reestructuración que puso el sector energético bajo el control de Bruno Le Maire y Roland Lescure en Bercy, el gobierno ya no parece dispuesto a correr el riesgo de poner a prueba una importante ley. La Asamblea Nacional, todavía muy polarizada entre los partidarios de la energía nuclear y los de las energías renovables. El proyecto de ley podría volver a estar en la agenda a finales de año, pero en una versión minimalista.