¿El siguiente paso? Mientras las movilizaciones en la calle pierden fuelle, los opositores a la reforma de las pensiones cuentan con el referéndum de iniciativa compartida para hacer rendir al gobierno. Presentado por 252 parlamentarios, el proyecto de ley de referéndum, que ante todo debe ser validado el viernes por el Consejo Constitucional, deberá reunir 4,8 millones de firmas -o una décima parte del electorado- durante nueve meses. Inaudito hasta ahora. Sin embargo, según la encuesta Odoxa-Backbone Consulting, realizada para Le Figaro, el 74% de los franceses dice que firmaría «seguramente» o «probablemente».

Aún más evocador: si retenemos solo entre el 50 % y el 100 % de los franceses que dicen que están «seguros» de firmar, el número de firmas ascendería ya a entre 9 y 18 millones. O un nivel muy por encima del umbral requerido. Además, si los Ancianos validan el texto del referéndum de iniciativa compartida, el 82% de los franceses esperan que el gobierno suspenda inmediatamente la aplicación de la reforma, a la espera del posible referéndum.

En realidad, los franceses esperan sobre todo que el Consejo Constitucional «censure» la reforma el viernes. El 75% lo deseaba, según otra encuesta publicada la semana pasada. Si los Elders optan por invalidar la reforma, el 74% de los franceses considera que la primera ministra, Élisabeth Borne, tendrá que dimitir. Incluso si validan el texto, el 61% de los franceses cree que el movimiento no debe detenerse.

También hay que señalar que, en un contexto de desconfianza hacia las instituciones, los franceses aún mantienen un poco de esperanza en el Consejo Constitucional. Son casi uno de cada dos (48%) que tienen “confianza en él para tomar decisiones imparciales”.