Estrasburgo, sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, fue esta semana la capital en la lucha contra el cambio climático. Porque las decisiones sobre tres casos distintos fueron dictadas, el mismo día, por la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), que reúne a 17 jueces europeos. Sólo un país, Suiza, fue finalmente condenado, de alguna manera, por su inacción climática. La denuncia fue presentada por una asociación de mujeres suizas, un tercio de las cuales tiene más de 75 años, y por cuatro particulares. Esta última, una de las cuales murió durante el procedimiento, exigió justicia por los episodios de calor excesivo provocados, según ella, por el cambio climático.
Pero las personas fueron rechazadas porque el Tribunal dictaminó que no estaban suficientemente afectadas directamente como para tener la condición de víctima, mientras que la asociación suiza “KlimaSeniorinnen Schweiz” (Ancianos por el clima, en alemán) obtuvo en venganza “la capacidad de actuar”. Los jueces del TEDH también le concedieron una indemnización de 80.000 euros por las costas procesales. Suiza ha sido criticada por “tener un marco regulatorio incompleto, por no haber respetado sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero ni por haberlos reforzado a la luz de los conocimientos científicos”, descifra Marta Torre-Schaub, abogada y directora de investigación del CNRS en París 1 Panteón-Sorbona. Es evidente que los objetivos de emisiones de dióxido de carbono de Suiza no se han cumplido ni actualizado. Esto también demuestra que “el TEDH favorecerá los casos presentados por asociaciones que defienden los derechos fundamentales relacionados con el clima. Es un cambio de doctrina”, afirma Élisabeth Lambert, directora de investigación del CNRS en el laboratorio Derecho y Cambio Social de Nantes.
Hacer vinculante la “estrategia nacional baja en carbono”
De este modo se podrían presentar nuevas denuncias ante el TEDH. Este podría ser, en particular, el caso de las ONG que lograron que Francia fuera condenada por el Consejo de Estado y por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea a Luxemburgo por la falta de resultados para mejorar la calidad del aire. Además, los objetivos fijados en materia de gases de efecto invernadero por cada gobierno, particularmente en Francia como parte de su estrategia nacional baja en carbono, podrían volverse vinculantes y ejecutables ante el tribunal de Estrasburgo.
Pero en otros dos casos los demandantes fueron desestimados por los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. “Incluso estas decisiones negativas son importantes”, añade Marta Torre-Schaub, porque “establecen el marco para posibles recursos”. La denuncia del ex alcalde del municipio de Grande-Synthe (Norte), Damien Carême, que temía la inundación de su ciudad y daños a su casa, fue rechazada por los jueces europeos. Este último se había trasladado a Bruselas tras su elección como eurodiputado en mayo de 2019 y no tenía ya una casa en la ciudad amenazada por la crecida de las aguas, por lo que su denuncia fue considerada inadmisible. Su único vínculo con la ciudad es que su hermano todavía vive en Grande-Synthe, precisa el comunicado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Además, fueron rechazados 6 jóvenes portugueses, nacidos entre 1999 y 2012. Ils avaient porté plainte contre le Portugal et 32 autres pays responsables, selon eux, de n’avoir pas réduit suffisamment leurs émissions de gaz à effet de serre et, de ce fait, ces États seraient donc responsables du changement climatique actuel et de conséquences dans el futuro. Pero estos jóvenes no habían agotado todas las vías de recurso en Portugal, argumentaron unánimemente los jueces europeos. Sin embargo, “el derecho a emprender acciones legales en defensa de un medio ambiente sano en su país es especialmente protector”, indica Élisabeth Lambert.
Estas sentencias “establecen las reglas del juego sobre cuáles denuncias pueden ser admisibles y cuáles el TEDH no puede aceptar. Creo que habrá un antes y un después en materia de derecho ambiental internacional. Los jueces imponen, en particular, el acuerdo de París como referencia para los países firmantes”, añade Marta Torre-Schaub.
Por tanto, hay que entender que el martes por la mañana, en Estrasburgo, varios activistas se reunieron ante el Tribunal del TEDH a la espera de la sentencia de tres casos. Al final de las sentencias, la sueca Greta Thunberg, que había realizado el viaje a Estrasburgo, declaró que era “sólo el comienzo”.