Se trata de una segunda edición en París del arte de Paraguay, este país poco conocido y con múltiples influencias que se construyó sobre las tradiciones de diferentes pueblos indígenas y sociedades colonizadoras. ¡Pocos lo conocen! Rodeado por Brasil (noreste), Bolivia (noroeste) y Argentina (suroeste), este territorio de 406.752 km2 (casi 7,5 millones de habitantes) sufrió la dictadura de Alfredo Stroessner, la más larga y terrible de todas las Sudamerica. Después del golpe de 1989, el camino hacia la democracia fue largo y difícil. Pero Paraguay ha convertido sus heridas en fortaleza. Y de su población multiétnica nació una increíble diversidad que hoy constituye su riqueza artística, particularmente en los campos de la cerámica, el textil y la gráfica.
En esta tierra, tan misteriosa como atractiva, reina una comunidad de artesanos de feroz energía vital y conmovedora poesía, que despierta en nosotros este deseo de descubrir algo inaccesible. Su trabajo tiene una belleza que nos transporta, le habla a nuestra imaginación. Pero todavía hay que hacer todo lo posible para sacarlos de un marco étnico demasiado reduccionista. La frontera entre artesanos y artistas sigue siendo borrosa. Sabemos. Algunos saldrán del sombrero, otros no. Ésta es la ley de cualquier mercado emergente.
Los acontecimientos históricos – recordamos la guerra de 1864 con Brasil, Argentina y Uruguay, los tres países vinculados por el Tratado de la Triple Alianza que diezmó su población – han retrasado durante mucho tiempo la emancipación del Paraguay. Son art est resté dans l’ombre, visible seulement dans des foires d’art indigènes, avant d’être montré dans des Biennales en Amérique du Sud et d’entrer dans des musées (Moma de New York, Pérez à Miami, Fondation Cartier en París). Pero todavía tiene que encontrar un lugar en este mundo del arte contemporáneo regido por un sistema de galerías y ferias para darse a conocer internacionalmente.
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La llegada de la ministra de Cultura, Adriana Ortiz Semidei, ex titular del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) al que renunció en junio de 2022, es una señal. De visita para defender el arte tradicional del Poncho ante la UNESCO, estuvo allí, el viernes, para presenciar el ahorcamiento de Tekoharte, en un espacio alquilado hasta esta tarde, domingo (galería Pal Project), en el 39 de la rue de Grenelle (París 7). . El nombre Tekoharte es una asociación de Tekoha – palabra guaraní que significa la tierra que nos hace lo que somos – y de Arte – el arte de diferentes grupos étnicos que se inspiran en el corazón de la tierra donde están arraigados. Esta plataforma nació como una elección obvia para Patricia Foissac y Marie-Pauline de Longueville, dos amigas, dos personalidades fuertes que tienen cada una un vínculo especial con este país y sus tesoros.
El primero vive allí desde hace más de 30 años. Su padre tenía un rancho allí y, después de estudiar en Francia, ella regresó a casa y vendió la propiedad para dedicarse al sector inmobiliario. La segunda se mudó allí en 1998 para vivir allí durante siete años con sus tres hijas y regresa regularmente. Se dedicaba, junto con su marido, a la gestión de una propiedad ganadera. “El proyecto Tekoharte está cerca de mi corazón”, dice, “porque me mantiene conectada con este país entrañable, donde amaba a la gente y la vida con toda mi familia. Es imperativo transmitir conocimientos que se pueden perder”. Hoy existen 19 comunidades indígenas, 500 pueblos, 40.000 artesanos, entre ellos 3.000 ceramistas, que viven exclusivamente de su arte.
“Accesibles durante horas en vehículos 4×4, estas comunidades viven muy remotas en áreas que están siendo deforestadas. Desde hace sólo cinco años, la política pública del Paraguay es salvaguardar, recuperar y democratizar estos conocimientos, ya sean fibras forestales elaboradas con tintes vegetales o arcillas cocidas en hornos de tierra, mediante la creación de escuelas de respaldo. Y traer este oficio de vuelta a la ciudad, a Asunción, la capital, para que los vecinos recuperen su identidad”, explica la ministra Adriana Ortiz Semidei, procedente del pueblo de Ita, donde hay 600 alfareras.
“En Paraguay los antepasados transmiten a sus hijas, y ellas, a su vez, a las suyas: el secreto del barro y la belleza de las formas, modeladas a mano. Juana Marta Rodas y su hija Julia Isidrez se encuentran entre las ceramistas contemporáneas más reconocidas de América Latina, explica el dúo Tekoharte. Su arte combina la herencia guaraní con las influencias jesuitas traídas por la colonización. Ambos han desarrollado cada uno un estilo y un lenguaje personal, provenientes de la misma técnica y de la misma tradición inmemorial heredada de sus antepasados, sus cerámicas redondeadas presentan inesperados rasgos zoomorfos, alejándose de sus funciones utilitarias para convertirse en verdaderas esculturas».
El resultado es cerámica de barro negro, modelada con bobina, cocida en horno de leña, bruñida y ahumada con hojas de mango, en la casa familiar transformada en Casa Museo Juan Marta Rodas. Julia Isídrez (56 años) y su madre Juana Marta Rodas (fallecida en 2013) se encuentran entre las más conocidas. Julia se dio a conocer en París, en la Maison des Cultures des Mondes, en la exposición Paraguay esquivo, en 2010 y luego en la Fundación Cartier en 2013, donde sus piezas entraron en las colecciones gracias a su presidente Hervé Chandez, que vino a Paraguay para ver su trabajo in situ.
Julia formará parte del recorrido del curador de la Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia de 2024, el brasileño Adriano Perdosa, de 57 años, director artístico del Museo de Arte de São Paulo (MASP). Por sus orígenes sudamericanos, este ex curador adjunto de la bienal de São Paulo en 1998 y cocurador de la de 2006, es sensible a su arte. Y ya lo ha encargado. Lo que inevitablemente debería aumentar su calificación. Por el momento, los precios, aún no alineados con los americanos, según los deseos del dúo Tekoharte, van desde los 1.400 euros por un ejemplar con las espinas con la boca abierta, hasta los 3.000 euros por un odre de pecho redondo, hasta los 9.000 euros. por la escultura más grande con extraños animales entrelazados. Las de su alumno, Jorge Enciso (nacido en Asunción en 1972) son más accesibles, desde 600 euros.
Vea también los dibujos a bolígrafo sobre papel de la comunidad Nivaclé del Chaco central, cuyas sombras y contrastes dan lugar a obras monocromáticas en blanco y negro (desde 300 euros). Y también los tejidos de las comunidades Nivaclé y Manjuy provenientes de la fibra de una planta llamada Karaguata. La recolección de estas plantas en el Chaco, la extracción de su fibra, el teñido natural y el trenzado han sido trabajo exclusivo de las mujeres desde sus inicios. Los estampados y colores nos permiten identificar su etnia y origen geográfico, llevándonos así a un viaje fantástico…
www.tekoharte.com