La salida del alcalde de Châteauroux en Indre provocó un pequeño terremoto en la comunidad médica local. En una carta fechada el 7 de marzo y dirigida al director del ARS de Centre-Val de Loire, Gil Avérous deplora el deterioro del servicio público de urgencia del centro hospitalario de su ciudad.
Incluso hasta el punto de afirmar que ahora desaconsejó a sus electores ir allí: “Ahora instruimos a nuestros agentes municipales, contactados por nuestros conciudadanos, para que desaconsejen encarecidamente a nuestros residentes que acudan a las urgencias del hospital de Châteauroux y favorezcan el hospital de Issoudun. (30 minutos), o el hospital de Limoges (1 hora y 10 minutos en coche)”.
“Nos estamos ahogando en quejas de pacientes, descontentos con las condiciones de acogida y trato de sus seres queridos, llegando incluso a decirnos que los pacientes no han comido desde hace dos días”, detalló para justificar su decisión.
Esto fue muy mal recibido por los equipos sanitarios del hospital, comenta inmediatamente Carole Barrault, representante del personal del CFDT y enfermera. “Los equipos habían avisado al alcalde, al prefecto y a la ARS para decirles que estaban en dificultades, pero esperaban más apoyo que este tipo de carta”, explica.
Sobre todo porque el problema va más allá de la cuestión de las emergencias, analiza el representante sindical. “Como en todas partes, nos faltan médicos tratantes, y esto es aún más marcado en nuestro departamento. Estamos en una zona rural y tenemos una población que envejece. Cuando tienen problemas, la gente recurre a las emergencias”. A esto se suman las dificultades estructurales, continúa Carole Barrault, que las cita en desorden: la falta de recursos, materiales, camas y cuidadores. “Pero todavía éramos uno de los pocos establecimientos que no cerraba nuestras salas de urgencia”, insiste.
“No es posible invitar a los pacientes a buscar tratamiento en Limoges. Todos los CH tienen los mismos problemas”, criticó Karine Jouhanneau, de la CGT Santé de l’Indre, a nuestros colegas de France Bleu. El camillero y militante de la CGT Franck Blanc, por su parte, consideró una vergüenza que fuera necesario un enfoque así “para que las cosas cambien, mientras que los representantes del personal alertan desde hace varios años sobre la falta de camas”.
Si el método no convence, los sindicatos y los cuidadores esperan obtener resultados. “Los profesionales de la salud están agotados. Evidentemente, no entendieron y vivieron la publicación de la carta en los periódicos”, informa Carole Barrault, de la CFDT. «Ahora estamos esperando lo que viene después».