Durante mucho tiempo en la historia, las rayas han sido cosa del diablo, una marca de exclusión o transgresión. La ropa de los presos y herejes. Pero Gabrielle Chanel y Sonia Rykiel han estado ahí, convirtiéndolo, cada uno a su manera, en un signo de emancipación, pero también de alegría y elegancia. Evidentemente, es este simbolismo el que invocan los joyeros, muchos de los cuales proponen desde hace poco bonitos anillos rayados, formados por pequeñas secciones de oro, como mini lingotes, pegadas entre sí, iluminadas o no con diamantes.
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Las fuentes de inspiración para estos anillos, que dibujan rayos en el dedo y lo alargan, son múltiples. En Boucheron, por ejemplo, los gallos y el motivo “clous de Paris” que adornan el anillo Quatre (que este año celebra su vigésimo aniversario) surgen de la observación de los adoquines de la plaza Vendôme. Para diseñar Gem Dior, Victoire de Castellane se guió una vez más por la alta costura, y más precisamente por este principio de muestras de tejidos clavadas unas junto a otras en planos de colección. Para diseñar el anillo 82, creado como su nombre indica en los años ochenta y actualizado este año, Michel Copin, joyero independiente de la Place du Palais-Royal de París, se guió por las líneas puras del Art Déco. período. En Gucci, la nueva línea de joyería Link to Love, que ofrece una amplia variedad de motivos geométricos y verticales, nos hace pensar más en el vocabulario de la Bauhaus. ¡Bellísima!