Temperatura global récord durante el mes de febrero de 2024, aumento de las emisiones de los incendios forestales en Canadá, Grecia víctima del mayor incendio jamás registrado en la Unión Europea… Todos estos fenómenos climáticos extremos tienen una cosa en común: fueron medidos por Copérnico. Este programa europeo se encarga de observar y restaurar datos sobre la salud de la Tierra en tiempo real, obtenidos mediante satélites o estaciones terrestres. Le Figaro hace balance de las cinco cosas que hay que saber sobre este programa que celebró su 25º aniversario en 2023.
Copérnico fue creado en 1998 y desde entonces transmite diariamente datos sobre el planeta. Su nombre hace referencia al astrónomo Nicolás Copérnico, conocido por haber desarrollado y defendido la teoría del heliocentrismo, según la cual la Tierra gira alrededor del sol. Su coordinación y gestión están garantizadas por la Comisión Europea, en colaboración con los miembros de la UE, así como con numerosas agencias como la Agencia Espacial Europea. Todos los países de la UE participan en la financiación de Copernicus, que cuenta con un presupuesto de 4.700 millones de euros entre 2014, año del lanzamiento del primer satélite, y 2021, se puede leer en el sitio. Para el período 2021-2027, la Comisión Europea ha confirmado el acuerdo político sobre el mayor presupuesto jamás asignado, de 14.880 millones de euros.
«Europa fue muy ambiciosa e innovadora al crear este programa», afirma Alexandre d’Aspremont, director de investigación del CNRS y cofundador de Kayrros, una empresa especializada en inteligencia medioambiental. “Copernicus es hoy el único programa que ofrece vigilancia de la Tierra en tiempo real”, continúa orgulloso el investigador. Antes de este programa europeo, los americanos habían intentado allanar el camino con el programa Landsat. «Pero Copérnico está mucho más desarrollado», compara Alexandre d’Aspremont. Antes de añadir que “los actores chinos y privados también empiezan a interesarse, pero nadie ha conseguido todavía formar una constelación de satélites tan importante como la de Copérnico”.
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En concreto, Copérnico funciona gracias a una constelación de satélites llamados “familias centinelas”, pero también a sensores colocados en tierra o en el mar. Cada “familia” de satélites se centra en un tema particular. Hay seis en total.
Los satélites de la red Sentinel 1 se interesan por la tierra y los océanos. Sus imágenes permitieron, en particular, seguir y rastrear las mortíferas inundaciones que azotaron Bangladesh en junio de 2022. Sentinel 2 explora el terreno, la vegetación y los humedales, así como los episodios de sequía que afectan a los ríos. La misión de Sentinel 3 es medir la temperatura de los océanos y la tierra.
Mientras que el Sentinel 4 se interesa por los aerosoles y el Sentinel 5 por la calidad del aire rastreando diferentes gases de efecto invernadero, como el metano. En última instancia, Sentinel 6 implica realizar altimetría (un método geométrico para medir altitudes, nota del editor). Por ejemplo, mide el nivel de casi todos los océanos del planeta con una precisión milimétrica.
Estos datos diversos y precisos son valiosos en muchas áreas. Y especialmente para los científicos. Alexandre d’Aspremont los utiliza a diario. Como parte de su empresa Kayrros, que analiza datos satelitales, utiliza mucho los datos de Sentinel 5 sobre las emisiones de metano: «Esto nos permite definir las consecuencias de este gas de efecto invernadero en el cambio climático». «Sin Copérnico, no existiríamos», afirma.
Pero esta influencia va más allá de los estudios científicos. «Los datos de Copernicus permiten aplicar políticas medioambientales para reducir la deforestación o las emisiones de gases de efecto invernadero», explica el director de investigación del CNRS. Este último ilustra su punto citando el trabajo realizado por John Kerry, enviado especial del presidente de los Estados Unidos para el clima. El político estadounidense fue enviado en particular a Turkmenistán, considerado «uno de los países más emisores de metano del mundo según un mapa elaborado por Copérnico», explica Alexandre d’Aspremont. La visita de John Kerry a Turkmenistán condujo a la conclusión de un acuerdo destinado a detener las colosales fugas de metano del país, informa The Guardian.
Más allá de los científicos, las empresas y los políticos, los datos de Copernicus son accesibles para todos, ya que son completamente gratuitos y de libre acceso.
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Si Copérnico no era conocido por el gran público hace unos años, el aumento del número de fenómenos climáticos extremos ha aumentado su influencia. El programa europeo se ha convertido en un «actor crucial» en términos de información sobre el cambio climático, asegura Alexandre d’Aspremont. Los numerosos récords de temperatura batidos en los últimos años así lo atestiguan. Como las cifras publicadas este jueves 7 de marzo que catalogan al mes de febrero como el más caluroso registrado.
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Según información de Les Échos, Copernicus produce “400.000 billones de datos al día” y tiene “más de 700.000 usuarios en los cuatro rincones del planeta”. Y su influencia no cesará pronto ya que, según el investigador del CNRS, la Unión Europea «está preparando la próxima generación de satélites» para seguir siguiendo la evolución del clima.