Sorpresa: más de 24 horas después de su salida a la venta, todavía quedan plazas el miércoles para la cita del domingo en París de Kanye West, peso pesado del rap estadounidense escoltado por las polémicas y ahora llamado Ye. En el sitio web de su productora francesa de espectáculos, más de 780 entradas para el Accor Arena de Bercy no habían encontrado comprador el miércoles por la tarde.
Esto no es significativo para una sala cuya configuración ronda las 20.000 plazas. Pero, por el contrario, Beyoncé, el año pasado, o DJ Snake, para 2025, llenaron el Estadio de Francia (80.000 asientos) en pocos minutos. Sin duda está pagando por un anuncio tardío -el sábado en sus redes- y el precio de las plazas, de 90,50 euros (categoría agotada) a 200,50 euros.
El concepto de esta Listening Experience, es decir “una experiencia inmersiva única en presencia del artista”, podemos leer en el sitio web de Bercy, y no un concierto propiamente dicho, puede haber confundido a algunos fans. El evento está diseñado en torno a su último álbum Vultures 1, disponible desde el 9 de febrero, después de numerosos aplazamientos. Clasificado en lo más alto de las listas americanas, este disco fue desarrollado con su compatriota Ty Dolla $ign. Con una lluvia de controversias para empezar.
Los herederos de Donna Summer, una estrella disco fallecida en 2012, acusan a Ye de haber sampleado su éxito “I Feel Love” sin autorización. El título en cuestión, Bueno (no te mueras), ahora está eliminado de Spotify y no se puede escuchar en esta plataforma. Kanye West también fue abordado en las redes sociales por Ozzy Osbourne, líder de Black Sabbath, grupo fundador del metal. El rockero denuncia la emisión no autorizada de un sample de “Iron Man”, una de sus canciones emblemáticas, durante un acto promocional en Chicago a principios de febrero. Ozzy Osbourne explica que rechazó esta muestra a Ye porque es “antisemita”. Kanye West pidió disculpas a la comunidad judía a finales de diciembre, un año después de unos comentarios antisemitas que provocaron indignación y pusieron fin a lucrativos contratos comerciales entre grandes marcas como Adidas y el rapero.
Ye dice que quiere trabajar en el tema y “aprender de esta experiencia para tener más sensibilidad y comprensión en el futuro”. Una declaración recibida con cautela por la Liga Antidifamación (ADL), un importante grupo estadounidense que lucha contra el antisemitismo.