Infracción flagrante, publicado en 1971, está considerado con razón uno de los mejores álbumes jamás grabados por Johnny Hallyday. Dos años después del buenísimo River Open Your Bed, el cantante regresó a los Olympic Studios de Londres con un equipo de crack: Mick Jones, futuro fundador del grupo Foreigner, a la guitarra, Tommy Brown a la batería y Gary Wright al órgano. El hombre también se llevó consigo al letrista Philippe Labro, que un año antes le había escrito Jesucristo y será el responsable de escribir todas las letras del álbum. Entre ellos, un éxito, ¡Oh, mi bella Sarah! y una adaptación de Fortunate Son, Son of Nobody de Creedence Clearwater Revival, que se convertiría en un pilar del repertorio escénico del ídolo. Además de las diez canciones grabadas durante estas sesiones, que Labro calificó de frenéticas, bajo la dirección de Lee Halliday se grabaron otros dos títulos. Rest and Waterloo, inéditos, estarán presentes en la reedición del álbum, cuyo lanzamiento está previsto para el 23 de febrero, y que contendrá el álbum original, un disco de sesiones de estudio inéditas y dos discos en directo.

Pero estos dos nuevos temas estarán disponibles en plataformas de streaming a partir del viernes 16 de febrero. El resto es una curiosidad: una hermosa balada que presenta un arpegio de guitarra acústica y una parte de piano en los versos y una guitarra eléctrica con acentos country y luego un órgano en los estribillos. Il s’agit de la seule ballade rescapée des séances, ce qui explique sans doute son absence du tracklisting de l’album sorti en 1971. Johnny Hallyday interprète à merveille cette complainte amoureuse dans laquelle le narrateur supplie l’objet de son amour à demeurer cerca de él. Una auténtica pepita que no destaca en la discografía de Johnny.

Waterloo es más bien un fresco épico. ¿La proximidad de la estación de metro que celebra la debacle napoleónica de 1815 es el origen de este texto? “Cerca de un pueblo de Brabante / Fue la última emboscada”, canta Johnny con una música cercana al rock progresivo de la época. La instrumentación algo pesada (trompa, cuerdas) y el texto grandilocuente no dan grandes resultados. No estamos lejos del tono de Hamlet, que se estrenaría cinco años después y que supondría el mayor fracaso del cantante. Esta canción, inédita desde hace más de cincuenta años, quizás se habría beneficiado de seguir siéndolo, pero hará las delicias de los completistas.