El mítico grupo británico Depeche Mode ofreció en el Stade de France su tercer concierto francés de la gira Memento Mori, marcando así una etapa memorable en la historia de la formación musical. De hecho, esta gira tiene un significado particular ya que es la primera sin la presencia de Andrew Fletcher, miembro fundador del grupo, quien murió trágicamente en 2022.

Leer tambiénDave Gahan: “Nos preguntamos si Depeche Mode debería continuar”

A pesar de esta ausencia, Dave Gahan y Martin Gore consiguieron trascender al público rodeándose de Christian Eigner a la batería y Peter Gordeno a los teclados y el bajo.

El concierto, que duró 2 horas y 15 minutos, fue una auténtica explosión de sonidos y emociones, fusionando armónicamente los nuevos temas del decimoquinto álbum del grupo británico con éxitos imperdibles como Feel You, Everything Counts o Wrong. Desde las primeras notas, Dave Gahan, todavía igual de carismático, a sus 61 años, demostró que seguía siendo un showman, con una voz profunda y potente. Sus vaivenes y sus rotaciones sobre el escenario, con los brazos extendidos, encendieron al público durante más de una hora.

Luego Dave Gahan cede el escenario a Martin Gore para dos títulos, Home y Soul With Me, donde este último toma la delantera con su voz más discreta. Esta alternancia aporta diversidad y riqueza adicionales a la representación escénica.

En medio de toda esta energía, la emoción se intensifica durante el homenaje a Andrew Fletcher, cuya memoria ha sido honrada con el conmovedor título World in My Eyes. Los restantes miembros del grupo pudieron así expresar su afecto y su gratitud hacia su camarada que murió demasiado pronto, creando una profunda comunión con el público.

Al caer la noche, la refinada escenografía y el juego de luces adquieren toda su amplitud, creando una atmósfera hechizante frente a un público extasiado. El concierto finaliza con un bis irresistible, comenzando con el imprescindible título Waiting for the Night, donde los miembros fundadores del grupo demostraron una rara complicidad al abrazarse sobre el escenario, cautivando así a un público conquistado. Sigue los míticos y muy esperados Simplemente no puedo tener suficiente, Nunca me defraudes otra vez y el atemporal Jesús personal.

Agotado pero feliz, Dave Gahan contempló una vez más un Stade de France conquistado. Esta velada será recordada como un tributo vibrante a la herencia musical de Depeche Mode y como una prueba de que el grupo continúa infundiendo una energía sin precedentes.