“¡Tú eres el que quería venir! », le recuerda Sam (Sébastien Azzopardi) a su esposa Valentine, conocida como Val (Miren Pradier). Sentados en un sofá de tela blanca, los dos personajes se enfrentan a su psicólogo, el público del Théâtre Michel. Con dolor – cada uno ha herido al otro – no saben si todavía tienen cosas que compartir después de veinte años de convivencia.

Lo que es seguro es que tienen cuentas que ajustar, su “lado de la historia” –título de la obra– que contar, sus propias verdades que transmitir. Evidentemente, difieren según el punto de vista de los protagonistas. Por una vez, Sébastien Azzopardi no solicita al espectador en su nueva comedia. Este último es un testigo pasivo de estas escenas descomunales de la vida matrimonial.

Al igual que Bergman, el autor se inspira en sus experiencias sentimentales, pero tiene la buena idea de reírse de ellas. Sam y Val tienen un hijo adolescente (Alexandre Nicot) que quiere presentarles a su novia (Déborah Leclercq). Les ruega que no lo llamen por sus apodos (“Sugar”, “Darling”, etc.) Los intercambios entre padres e hijos suenan verdaderos. Los diálogos entre el padre y la madre se condimentan según es necesario y los idas y venidas en el pasado se llevan a cabo con gran éxito. Esperamos la respuesta imparable de Val, el puchero desengañado de Sam. Sébastien Azzopardi, muy inteligente, consigue equilibrar las situaciones, los agravios y las expectativas de los dos cónyuges. ¿Conseguirán superar los obstáculos que han minado su amor?

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Nos divertimos mucho, no hay lugar para el aburrimiento. Impecables, los actores se peinan, cogen un postizo, se ponen una camisa o un chaleco a la velocidad del rayo. La decoración de paneles transparentes desmontables de Juliette Azzopardi aporta un toque de refinamiento y permite establecer una distancia con los “pacientes”. Si en la sala las parejas se reconocen, cualquier parecido con personas existentes o anteriores es pura coincidencia… Las luces de Philippe Lacombe y los vídeos (Nathalie Cabrol, asistida por Jérémy Secco) hacen el resto.

En unas notas compuestas por Romain Trouillet (La máquina de Turing), nos encontramos en el apartamento familiar, en el aeropuerto de Roissy e incluso en Portofino, en la Riviera italiana, antes de un final en forma de festival de colores y música, en belleza.

Mi versión de la historia, en el Théâtre Michel (París 8). Semejante. : 01 42 65 35 02.