El ejecutivo apenas ha visto el fin de la crisis agrícola cuando ya se escucha otro descontento. El de los cargos electos y de los activistas medioambientales que denuncian un retroceso en las normas medioambientales, tras las concesiones hechas a los agricultores. “Nunca hemos hecho tanto por la ecología, eso nadie lo puede negar. Es un quinquenio ecológico”, respondió Christophe Béchu, invitado este domingo al “Gran Jurado RTL-Le-Figaro-M6-Paris Première”.

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El Ministro de Transición Ecológica defendió en particular la controvertida “pausa” del plan Écophyto, que delineaba la trayectoria para reducir los pesticidas en Francia de aquí a 2030. “No se dijo que la detuviéramos, sino que la postergáramos hasta que Salón Agrícola”, recordó, tres días después de los anuncios de Gabriel Attal. El Gobierno se reserva así tres semanas para realizar un “trabajo educativo colectivo” para revisar las herramientas que se utilizarán este año. “Lo que nos dicen los agricultores es que hay normas que se aplican en Francia, pero a veces no entre nuestros vecinos. Se aplican aún menos a las personas que ya están haciendo dumping social y ahora dumping ambiental”, explicó el número dos de Horizons.

Motivo por el que el ministro quiere actuar «más como un europeo» con «indicadores comunes» sobre los «grados» y las «cantidades» de pesticidas. Un reequilibrio europeo que, no obstante, podría empujar a Francia a reducir sus propias exigencias en este ámbito. Manera de evitar la sobretransposición de normas, denunciada en las procesiones por los agricultores. «No hay duda de que se producirá una disminución que amenazará la salud o la biodiversidad», afirmó Christophe Béchu, que «simplemente quiere poner fin a la hipocresía».

El ministro de Transición Ecológica también reafirmó su oposición al Mercosur, que debe ser “más que una ruptura”. Desde el inicio de la crisis agrícola, Emmanuel Macron había prometido oponerse al veto francés a la ratificación de este acuerdo comercial con varios países sudamericanos, cuyas negociaciones comenzaron hace más de veinte años. «Esto tendría consecuencias perjudiciales no sólo para nuestra agricultura sino para el planeta, porque contribuiría a acelerar la deforestación en el Amazonas o en otros lugares», argumentó Christophe Béchu, recordando que «ninguno de sus objetivos climáticos o medioambientales se ha aplicado» en su trabajo. el momento del inicio de las negociaciones.

Según él, los Veintisiete se enfrentan a un “ejercicio de verdad y de sinceridad” para que “los europeos demuestren que, cuando deciden las normas que se aplican aquí, se aplican a quienes quieren vender aquí”. Y para ilustrar: “El 40% de lo que comemos lo importamos. Si ya prohibiésemos las importaciones de productos que están prohibidos en Europa, avanzaríamos a pasos agigantados”. Este amigo íntimo de Édouard Philippe quiere incluso ir más allá y “condicionar” cualquier tratado de libre comercio en el futuro “tanto a las perspectivas climáticas como a las normas de reciprocidad”.