Este artículo proviene de “Revista Figaro”
Quienes creían saberlo todo sobre la Asamblea Nacional y su funcionamiento se sorprenderán al leer el último libro de Wally Bordas (Historias secretas de la Asamblea Nacional). Wally Bordas, periodista de Le Figaro y responsable de seguir los debates en el Palacio Borbón, se interesaba por todo lo nuevo y curioso que ocurría en este prestigioso recinto.
¡Fue él quien enseñó al personal del departamento de comunicaciones del grupo Renaissance que la oficina que ocupaban había sido un calabozo destinado a encerrar a los agentes rebeldes! También relata en su obra el episodio durante el cual, en octubre de 1880, el conde Léon Armand de Baudry d’Asson fue encerrado allí durante unos días por orden del presidente de la Cámara, Léon Gambetta. El parlamentario de Vendée había “interrumpido con vehemencia los debates con numerosas preguntas”. Ya podemos imaginarnos a algunos líderes políticos lamentando hoy que ya no exista un espacio así en la Asamblea Nacional para calmar la furia de ciertos colegas en los escaños del hemiciclo…
¡Aunque! Leyendo el resto del relato, nos damos cuenta de que el diputado realista se convirtió “en pocos días en un auténtico héroe popular”. La prensa aprovechó su desventura y lo convirtió en un ícono de la oposición. Lo suficiente como para hacer reflexionar a los sucesivos presidentes que han evitado repetir semejante sanción. “Hasta que la sanción en cuestión acabó desapareciendo por completo del reglamento interno de la institución, tras la caída de la Tercera República”.
Inundaciones, incendios, ocupación nazi, el edificio de la margen izquierda de París experimentó muchas convulsiones, además de animadas contiendas políticas. O negociaciones secretas, generalmente llevadas a cabo fuera de la cámara. En particular, en la oficina del Presidente de la Asamblea Nacional. “Un lugar de poder por excelencia donde a menudo se toman decisiones importantes”, asegura Wally Bordas, que hace hablar a la actual ocupante del lugar, Yaël Braun-Pivet: “Es un lugar donde nadie nos ve, donde podemos hablar el uno al otro cara a cara. Este es el lugar donde estaré a salvo. No es en el bar donde se pueden tener este tipo de conversaciones”.
Evidentemente, este lugar de poder es muy codiciado por los políticos. Esto es lo que dicen los periodistas Jean-Pierre Bédéï y Annabel Roger en su libro (Au perchoir. Los secretos de los presidentes de la Asamblea Nacional): “La presidencia de la Asamblea Nacional constituye uno de los puestos más codiciados de la República. ¡Y por causa! Lleva consigo una mezcla de poderes, esplendor y ventajas financieras que explican por qué despierta el apetito de los candidatos que también pueden verlo como un trampolín para su carrera política.
Como Laurent Fabius o Philippe Séguin, que lo convirtieron en una plataforma política que les permitió seguir influyendo en los debates y recuperarse mientras sus rivales (Lionel Jospin y Alain Juppé) ocupaban el puesto de primer ministro. Una posición que también nos permite soñar con el de enfrente, en la margen derecha, en el Elíseo. ¡Aunque nadie, aparte de Jacques Chaban-Delmas, haya logrado presentarse ante los electores en las elecciones presidenciales!