Alice Taglioni comienza en un tono casi ligero. Detras de la cortina. Reconocemos su voz. Una discusión con familiares. Le invitaron a actuar en un espectáculo centrado en la redada del Vel’ d’Hiv’ del 16 y 17 de julio de 1942. Más presente en el cine que en el teatro, la actriz cuestiona su legitimidad. » Por qué yo ? No soy judío. » Pero una voz femenina precisa que siempre es importante recordar lo que fue. En particular, lo insoportable, lo indecible. Para no olvidar.

Sola en el escenario, con el pelo recogido, una blusa celeste y pantalones negros, Alice Taglioni se convierte en una sensible transportadora de almas. Indispensable. A su vez, lee los archivos del Memorial de la Shoá, incluida la lista de lo que estaba prohibido a los judíos, e interpreta cartas de deportados elegidos con la ayuda de Sébastien Lévy. Ella presta sus rasgos a cuatro personas valientes que temen más por la vida de sus seres queridos que por ellos mismos. Entre monólogos, a modo de respiración, la actriz toca el piano.

Las grabaciones sonoras y los vídeos, en particular de Drancy, restablecen el contexto. Como en la película La Rafle, de Roselyne Bosch (2010), todo es verdad. Una voz masculina recuerda la historia del lugar, el Vel’ d’Hiv’, el Velódromo de Invierno, un estadio originalmente diseñado para competiciones deportivas. Y no, por supuesto, detener a los 13.152 judíos detenidos en sus domicilios de madrugada por la policía parisina. «No eran alemanes, eran franceses», escribió uno. Una circular de la jefatura de policía estipula que “los niños menores de 16 años serán recogidos al mismo tiempo que los padres”, indica Alice Taglioni en el tono más neutral posible.

Después de Vel’ d’Hiv’, las víctimas fueron deportadas a los campos de Drancy o Beaune-la-Rolande (Loiret) y exterminadas en Auschwitz-Birkenau. La exposición de los hechos es suficiente. Las palabras no necesitan artificios. En el escenario del Théâtre Antoine, Alice Taglioni realiza a su manera un trabajo de memoria. Sin juicio. La sentimos conmovida. Por momentos, su mirada parece a punto de vacilar, pero permanece enfocada frente a la cámara instalada en el escenario.

Alex Lutz dirige una producción en sintonía con un ambiente de oficina. Sobrio, sencillo y digno. Casi documental, este espectáculo está lleno de humanidad. Alice Taglioni y el director no pueden más que felicitarse por haberlo hecho posible.

Vel’ d’Hiv, en el Théâtre Antoine (París 10), hasta el 10 de febrero. Reservas: 01 42 08 14 80.