Seguro de su efecto, Emmanuel Macron quiere que dure. Una semana después de lanzar su gran agitación de vuelta al cole, que le llevó a destituir a su primera ministra Élisabeth Borne, sustituirla por Gabriel Attal y nombrar un nuevo gobierno a su alrededor, se explica el jefe de Estado. El presidente deberá desvelar las principales orientaciones para el resto de su mandato de cinco años, este martes por la tarde a partir de las 20.15 horas, durante una importante rueda de prensa retransmitida en directo desde el Elíseo.

El día después de una recepción ya organizada en Palacio, a la que invitó el lunes a los parlamentarios de la mayoría, en parte precipitada por los nombramientos de las desertoras de derecha Rachida Dati (Cultura) y Catherine Vautrin (Trabajo, Sanidad, Solidaridad). Así como la polémica en torno a la escolarización de los hijos de Amélie Oudéa-Castéra (Educación Nacional y Juegos Olímpicos) en un establecimiento privado.

La intervención de Emmanuel Macron será un “ejercicio de explicación y transparencia”, afirma un directivo de Renaissance. Avec l’espoir que cette prise de parole dissipe les «malentendus» et réaffirme les priorités – plein-emploi, sécurité, immigration, environnement… Ce sera, dit son entourage, «un élément» du «rendez-vous avec la nation» annoncé comienzo de diciembre. Y que, de hecho, ya habría comenzado sin que nadie se diera cuenta. “Los deseos del presidente, el nombramiento del primer ministro, luego del gobierno y esta rueda de prensa forman parte de un mismo marco, puesto bajo el signo de la regeneración”, explica un asesor.

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Esta “regeneración”, que se basa en catorce ministros designados por Emmanuel Macron como “soldados del segundo año del quinquenio”, debería relanzar su segundo mandato. Pero también para responder mejor a la Agrupación Nacional (RN) de cara a las elecciones europeas. ¿No describió Gérald Darmanin este nuevo acto en Le Figaro como una “descarga eléctrica destinada a ganar” las elecciones del 9 de junio? “Debemos obtener resultados y no tener miedo de hacer huelga”, resume Loïc Signor, portavoz de Renaissance. La bondad tiene límites. Con este nuevo gobierno, el estado de ánimo cambiará”.

Frente a los republicanos (LR) afectados por la sorpresiva caza furtiva de Rachida Dati y a los lepénistas que intentan erigirse en los primeros adversarios de Emmanuel Macron, “volvemos a la tierra”, asegura el líder de los diputados del Renacimiento, Sylvain Maillard. . En la Asamblea Nacional, Gabriel Attal será esperado este martes para su primer gran oral con su ropa nueva: frente a sus diputados por la mañana; en el Hemiciclo para preguntas al gobierno por la tarde.

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Deseoso de llamar a sus tropas a la “unidad”, el Primer Ministro se propone cerrar filas. En los últimos días, la izquierda y sus aliados François Bayrou y Édouard Philippe se han mostrado en privado molestos por verse marginados en el gobierno. Los dos socios de MoDem y Horizons compartieron su amargura durante un intercambio privado tras las nominaciones. Retenidos por obligaciones en sus bastiones de Pau (Pirineos Atlánticos) y El Havre (Sena Marítimo) el lunes por la tarde, según su entorno, ninguno de los dos había respondido favorablemente a la invitación del Eliseo, a diferencia de sus parlamentarios. “El MoDem y Horizons suben la apuesta diciendo que el gobierno es Sarkozy y que es un escándalo. Pero, en realidad, sólo intentan reequilibrar las cosas con los secretarios de Estado”, resume una persona cercana a Emmanuel Macron.

Según nuestras informaciones, el Presidente de la República prevé completar el gobierno sólo después de la declaración de política general de Gabriel Attal, prevista para la próxima semana. «Tendría un interés político: el de calmar la situación, dando esperanzas a todos», observa un diputado del Renacimiento para quien «inevitablemente habrá mucha gente frustrada». Sobre todo porque el objetivo, en el Elíseo, no es superar una treintena de miembros en total, mientras que el equipo de Élisabeth Borne contaba con 40 en diciembre, antes de que Aurélien Rousseau (Salud) diera un portazo por su desacuerdo sobre la ley de inmigración.

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Por el momento, Gabriel Attal aún no tiene clara su intención de buscar o no el voto de confianza de los diputados. Una costumbre que su antecesor no había respetado, por falta de mayoría absoluta. “Me parece improbable correr inmediatamente el riesgo de ver caer a su gobierno”, anticipa el jefe de los diputados de Horizontes, Laurent Marcangeli.

Hay que decir que las preguntas se multiplican dentro de la propia coalición macronista. Sorprendidos por los últimos nombramientos y por el endurecimiento de la ley de inmigración, los diputados de izquierda deben reunirse a escondidas el martes por la mañana para mirar hacia el futuro. Sin embargo, a estas alturas no se espera que ninguna ley tan controvertida como ésta llegue al Parlamento antes del verano. Diputados y senadores se preparan para debatir la legalización de la asistencia activa al morir, el futuro de los agricultores y la inclusión del derecho al aborto en la Constitución.

Si el Jefe de Estado tiene previsto hablar largamente con los periodistas el martes por la tarde, no se trata de desmerecer la declaración de Gabriel Attal, asegura su entorno: “Los papeles están bien distribuidos. El Presidente de la República marca la línea y los grandes proyectos. El Primer Ministro es responsable de traducirlos operativamente en textos legales y medidas regulatorias”. Fidelidad al espíritu original de la Quinta República: un estribillo siempre proclamado, rara vez aplicado.