Para los fans del pop, su destino parece una mitología: “¡Fue un amor a primera vista!”. 50 años después de la victoria de ABBA en Eurovisión, Claudine J., fan belga desde el principio, recuerda siempre la alegre magnificencia de este grupo, precursor del los éxitos mundiales del pop sueco. Con sus brillantes zapatos de plataforma y sus trajes relucientes, Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid “crearon magia”. Antes de agregar: “Y tenían un estilo diferente a los demás. Nunca me he vuelto a sentir así en Eurovisión”, confiesa entusiasmado este jubilado de 76 años.
Ella no es la única que conserva una nostalgia contagiosa. “Habían decidido ser vistos y escuchados. Nadie debería olvidar su sonido y su apariencia”, dice Ingmarie Halling, conservadora del museo ABBA de Estocolmo, que trabajó durante mucho tiempo como diseñadora de vestuario del grupo.
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En mayo, Suecia acoge por séptima vez la competición, en Malmö, en el sur del país, la oportunidad de celebrar el aniversario de la victoria del grupo que, sin embargo, aseguró que no estaría presente. Con un estilo único y melodías pegadizas, los cuatro artistas de ABBA (sus siglas) personificaron los años disco hasta su separación en 1982. Su prolificidad, con ocho álbumes editados en otros tantos años activos, y su accesibilidad -les abrieron las puertas de sus dormitorios a periodistas, dándoles un lugar especial en el panteón de la música sueca.
El triunfo de ABBA en Waterloo en Eurovisión 1974
«Antes de Eurovisión, había quienes pensaban que ABBA era algo comercial para la basura y otros que pensaban que era genial», dice Halling. Con la victoria en Brighton el 6 de abril de 1974, “los entusiastas tomaron el relevo, (…) se convirtieron en fuente de inspiración para muchos artistas y músicos, demostrando que es posible abrirse paso en el extranjero incluso viniendo de la pequeña Suecia. ,» Ella continúa. Coincidencia del calendario, al mismo tiempo, el pequeño grupo de pop Blue Swede se sitúa en el top de ventas en Estados Unidos con la versión de “Hooked on a sentimiento”. “1974 se convirtió en un año de referencia que marcó el inicio del éxito internacional de la música sueca”, confirma Christel Valsinger, editora jefe de Musikindustrin.se, una publicación especializada en la industria musical sueca.
Ace of Base, grandes herederos de ABBA
Después de ABBA, llegarán especialmente Roxette, Ace of Base, The Cardigans, Robyn, Avicii y Zara Larsson, pero también compositores y productores menos conocidos por el gran público, como el ganador del Oscar Ludwig Göransson, premiado por Oppenheimer, o Max Martin, que colaboró con la mayoría de estrellas anglosajonas desde Britney Spears hasta The Weeknd. Desde finales de los años 90, este músico muy discreto acumula los primeros puestos del codiciado Billboard americano (el ranking de las canciones más populares) con 26 títulos como compositor -además de John Lennon- y 24 como productor. Aunque rara vez habla en público, dijo que debe su carrera al sistema sueco de conservatorios municipales. En estas escuelas de música los jóvenes pueden aprender, por un módico precio, los conceptos básicos de la música además de tocar un instrumento. Partiendo de la misma filosofía humanista y cívica, la red de establecimientos de educación popular ofrece también círculos de estudio, cursos y talleres que permiten un amplio acceso a la música en todo el país, subraya Christel Valsinger. Además, “Suecia se ha mostrado abierta a las nuevas tecnologías”, añade. «Esto creó condiciones favorables para que los productores musicales suecos adoptaran rápidamente nuevos métodos de producción musical».
Fernando par ABBA
Hoy, el país escandinavo de 10,5 millones de habitantes, cuna de la plataforma de audio número uno del mundo, Spotify, es el tercer exportador neto de música, sólo detrás de Estados Unidos y Gran Bretaña. “Esto se debe en parte a la popularidad duradera y excepcional de ABBA y Roxette y a la cantidad de compositores suecos que trabajan con importantes artistas internacionales”, señaló un informe de 2020 de Export Music Suecia. Revivido por primera vez con las películas de Mamma Mia, que presentaron la música de ABBA a las nuevas generaciones, la popularidad del grupo ha resurgido con ABBA Voyage, un espectáculo permanente en Londres en el que el cuarteto está representado por avatares digitales transmitidos en hologramas y un álbum homónimo. Juraron que sería su última colaboración. Sin embargo, según Ingmarie Halling, la epopeya tal vez no haya terminado. “¡Con Björn y Benny no excluyo nada!”, dice con una sonrisa. En 2022, la facturación del sector musical sueco alcanzó los 2.030 millones de coronas (176 millones de euros).