Bajo la marquesina del centro comercial Les Halles de París, en el centro cultural Hip-Hop, varios grupos se sucederán en el pequeño escenario habilitado para la ocasión, cuya sobria decoración está flocada con los colores de la RATP. Esa noche, seis de ellos audicionaron para poder tocar allí, donde “la gente no venía a escuchar música”, dice Edgard, cuyo grupo Muddy Po Boys está probando suerte. «Los días que ganas 20 euros, es un buen día», dice. El martes 21 de marzo, la compañía del metro de París reclutó a los músicos que empujarán a los pasajeros en el metro de París.
“Quiero codearme con este público al que voy a tener que convencer, creo que es una experiencia única y un escenario donde la exigencia es muy alta”, explica Lémofil tras su actuación. El artista de 23 años se define como un rapero poético. Se identifica con Gael Faye y se inspira en Brel o Barbara, su herencia familiar. “Voy a realizar representaciones muy teatrales, quiero crear encuentros para alimentar mi escritura, veremos si se tarda”, agrega.
Un poco antes, la velada había sido inaugurada por la alegre «boy band» de los Muddy Po Boys. Los cinco amigos con camisas de flores crean el ambiente con sus ritmos funk. Su líder, Edgard, es un habitual del metro, que circula según sus deseos musicales y encuentros subterráneos. «Jugué en dúo con un amigo durante mucho tiempo, pero este nuevo proyecto me atrajo», explica. Según él, para triunfar en los pasillos, “no hay que dudar en empezar. En el metro, la gente pasa sin necesariamente detenerse ya veces nos dejamos llevar por la reacción de los pasajeros”.
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Los artistas tenían dos piezas para convencer a un jurado como ningún otro. Por lo general, está integrado por personal de la RATP. Esta vez es profesional. Y presidido por Joyce Jonathan a quien Stella Sainson, responsable del sello Metro Musicians creado en 1997, había contactado en las redes sociales. Junto a la cantante, los demás miembros del jurado son profesionales del espectáculo. La clave: una carta para jugar en los pasillos subterráneos de París y, para uno de ellos, un lugar en el escenario del festival Lollapalooza que se desarrolla del 21 al 23 de julio. Una de las misiones de la RATP es también permitir que estos artistas sean identificados.
Para esta audición, Stella Sainson ha elegido los perfiles que considera más prometedores. No todos son asiduos y quieren ponerse en peligro frente a este público tan especial. Este es el caso de Kdessa. La cantante bajó del escenario para enfrentarse a sí misma en el sótano. «Es un nuevo desafío y quiero aportar mi pequeño toque musical», explica. Ante el jurado interpretó en manjaque, un dialecto de Guinea-Bissau su lengua materna, una composición personal.
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Otros han decidido volver al metro. Yaya Minte tocó allí durante mucho tiempo. También cantaba en las calles. Su voz cristalina, su guitarra y su cajón viajaron desde Montmartre, hasta Burdeos vía Italia. Hoy es reconocido como artista y ha firmado con el sello Think Zik, “lo mismo que Imani”, dice con orgullo. “Pero es interesante volver a lo básico en la calle o en el metro”, explica el músico.
Cada seis meses, los músicos del metro tienen que volver a actuar. Stella Sainson recibe alrededor de mil archivos de solicitud, de los cuales se seleccionan alrededor de 300. Para ser los criterios son bastante flexibles: “Lo que cuenta sobre todo es el carisma y un poco de originalidad”, explica el responsable del sello. Sin esta tarjeta, cualquiera que juegue en el metro se arriesga a una multa de 150 euros. “Tienen prohibido jugar en los trenes y deben elegir un lugar que no obstaculice la buena circulación de los usuarios”, explica Stella Sainson. Esta audición lanzó el ciclo de primavera. Se organizan unas diez sesiones dos veces al año.
Al final del casting, todos obtienen el sésamo que les permitirá actuar en los sinuosos pasillos de Châtelet, Gare de Lyon o Concorde. El rapero Lémofil ganó una actuación en el festival Lollapalooza. “Es demasiado grande para un proyecto emergente. Voy a tocar en el mismo festival que Kendrick Lamar”, dice el artista, que de momento quiere celebrar especialmente su victoria.