Chile intentará una vez más resolver el misterio de la muerte en 1973 del poeta y premio Nobel Pablo Neruda, quien pudo haber sido envenenado durante la dictadura del general Augusto Pinochet, según falló el martes un tribunal de apelaciones.
“Se ordena la reapertura de la investigación a fin de realizar las diligencias” solicitadas por los querellantes, que “podrían contribuir al esclarecimiento de los hechos”, detalla la Corte de Apelaciones de Santiago en su sentencia. La reapertura de la investigación fue solicitada por familiares del poeta, entre ellos un sobrino, así como por el Partido Comunista, al que pertenecía el Premio Nobel de Literatura en 1971. La sentencia de la Corte de Apelaciones anula así el auto de cierre de la investigación sobre las causas de su muerte dictado en diciembre por la jueza a cargo del caso, Paola Plaza.
Pablo Neruda murió el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe del general Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende, gran amigo del poeta. La hipótesis de un asesinato apareció en 2011 tras las revelaciones de Manuel Araya, fallecido en junio de 2023, entonces un joven activista a quien el Partido Comunista de Chile había designado como asistente y conductor del escritor.
Según esta teoría del envenenamiento, Pablo Neruda murió a causa de una inyección que le aplicaron el día antes de su partida hacia México, donde planeaba exiliarse para liderar la oposición al régimen de Pinochet (1973-1990). Hasta entonces, la versión oficial era que el poeta murió de cáncer de próstata. Los expertos internacionales rechazaron unánimemente la versión oficial del régimen militar en 2017. Pero no pudieron confirmar ni excluir la posibilidad de una contaminación voluntaria y deliberada mediante la inyección de gérmenes o toxinas bacterianas.
Entre las nuevas medidas ordenadas el martes por los tribunales se encuentra una «metapericia para revisar e interpretar los resultados de los peritos» que analizaron los restos extraídos del cuerpo exhumado del poeta. Se convocó a un panel de expertos nacionales e internacionales para concluir definitivamente la investigación en 2023. Habían analizado los resultados de toda una serie de muestras de los restos del poeta, cuyo cuerpo fue exhumado en abril de 2013 de la cripta donde reposaba desde 1992, en Isla Negra, 120 kilómetros al oeste de la capital.
Sus conclusiones fueron entregadas en febrero de 2023 a la jueza Paola Plaza. Dos miembros del panel de la Universidad canadiense McMaster, Hendrik y Debi Poinar, aseguraron que no pudieron determinar si la muerte de Neruda se debió o no a un envenenamiento. Los dos investigadores precisaron que pudieron recuperar el ADN de Pablo Neruda en uno de sus molares pero, debido a su degradación, sólo lograron reconstruir un tercio del genoma de la bacteria clostridium botulinum. Sin embargo, aseguraron que era posible reconstruirlo en su totalidad sin mayor exhumación. “Hay suficiente material para hacer esto con lo que tenemos en el laboratorio. Sólo necesitamos el acuerdo del tribunal”, aseguraron a la AFP.
Entre las otras medidas ordenadas por la Corte de Apelaciones de Santiago se encuentra «un nuevo análisis de la caligrafía del certificado de defunción supuestamente emitido por el doctor Vargas Salazar», en el que se afirma que Neruda murió a consecuencia de metástasis provocadas por el cáncer de próstata que padecía. . También están citados a comparecer nuevos testigos y un experto en el estudio de la bacteria “costridium botulinum”, que habría sido inoculada a Neruda. La dictadura de Augusto Pinochet dejó unos 3.200 muertos y más de 38.000 personas torturadas, según cifras oficiales.