Detrás de la fachada románica del siglo XI, un escenario y sillones rojos: la capilla de un pueblo de Béarn se ha reinventado como cabaret para no caer en la ruina, un destino que amenaza a 5.000 edificios según el Observatorio del Patrimonio Religioso.
Para financiar la restauración de estos edificios que constituyen un “bien común” con “dimensión federativa”, un informe del Senado recomendaba, a principios de junio, abrirlos “a nuevos usos más allá del culto”.
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Laàs, un pueblo de unos 150 habitantes al sur de Orthez, cuya iglesia pronto albergará un juego de escape, ha tomado la iniciativa durante mucho tiempo. “La facilidad hubiera sido vender las piedras. Pero cuando tienes la responsabilidad de ser elegido, ¿qué obra más hermosa que restaurar este patrimonio para legarlo a las generaciones futuras?”, argumenta el alcalde, Jacques Pédehontaà, en el cargo desde hace 40 años.
Desacralizado y luego comprado a finales del siglo XIX por una familia rica de la región, la capilla de San Bartolomé estuvo abandonada durante décadas antes de ser tomada por el municipio en 1992, mientras que el campanario y un muro ya se habían derrumbado. Durante ocho años, más de 2000 jóvenes girl scouts han reconstruido la capilla durante los campamentos de verano. El nombre del cabaret que ahora alberga, “La fourmi rouge”, rinde homenaje a su trabajo y al color de su uniforme.
La iglesia de Laàs, construida en 1877 para suplir la falta de plazas para los feligreses en la ermita, también amenazaba con arruinarse por falta de restauración. “En 2008 nos comprometimos a hacer las obras de reforma de la iglesia y la urbanización de la capilla costó: 900.000 euros”, recuerda el alcalde. Eso es nueve veces el presupuesto anual del pueblo. El consejo municipal pensó entonces en lo que sería posible crear en la iglesia, que aún funcionaba, además de la sala de espectáculos ya prevista en la capilla desconsagrada.
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Los funcionarios electos se acercan a Luc Bonin, creador de una “iglesia de escape” temporal en la catedral de Saint-Seurin en Burdeos, para poner en marcha un proyecto similar en colaboración con el consejo parroquial y el párroco de Laàs. El escenario del juego, tomado de la Biblia, es validado por Mons. Aillet, obispo de Bayona.
Al final, se recaudan 1,4 millones de euros para la renovación de los dos edificios religiosos y la creación en la iglesia del juego de escape pero también de un espectáculo de luz y sonido sobre la historia del municipio, que autofinancia este presupuesto al una suma de 400.000 euros. El resto proviene de subsidios del Departamento, la Región y el Estado. La entrega de la iglesia transformada está prevista para 2024.
El cabaret, se ha puesto en marcha desde marzo en la capilla a pesar de algunas protestas entre los habitantes, que denuncian una “profanación” del lugar. «Somos precursores, por lo que es normal recibir algunas balas», dice su directora, Myriam Delcroix, al frente de una compañía de espectáculos itinerantes desde 2015. Jacques Pédehonta está convencido de que el ejemplo de la reutilización de lugares de culto en Laàs «puede inspirar a muchos otros pueblos pequeños».