Ventanas de colores para iluminar una fachada inmaculada: el Palacio de Copacabana, un emblemático hotel centenario en Río de Janeiro, Brasil, muestra una nueva cara gracias a una intervención del artista francés Daniel Buren.
Inaugurada el jueves, la obra in situ de esta estrella del arte contemporáneo podrá admirarse hasta el 30 de septiembre. “A priori tenía carta blanca completa (…). Después me dije que la forma más sencilla de tener acceso a todas partes era trabajar en todas las ventanas de la fachada», lo que permite efectos de luz «tanto de noche como de día, dentro y fuera», dice Daniel Buren. 85, según AFP. Los cristales de las ventanas de los dormitorios y salas de estar, que ofrecen una vista impresionante de la legendaria playa y el océano, se cubrieron con capas de vinilo amarillo, azul, rosa, verde y rojo. ¿La elección de colores? “Siempre al azar”, dice el artista famoso por sus columnas instaladas en el patio del Palacio Real de París.
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“Hay muy pocas opciones (de color) en estos materiales. Y de todos modos, si hubiera miles de ellos, eso me avergonzaría más que cualquier otra cosa. Creo que para un conjunto de colores, siempre que sean todos contrastantes, puede ser cualquiera”, insiste. El efecto visual es diferente según la exposición de las ventanas a la luz. Por la noche, sólo son visibles aquellas cuyas habitaciones están iluminadas por sus ocupantes, creando un juego de luces y sombras.
Además de las cien ventanas de esta icónica fachada de la Ciudad Maravillosa, la pérgola de la entrada principal se cubrió con películas vinílicas que proyectan los colores sobre el suelo, como una alfombra reluciente. Esta obra en el Palacio de Copacabana, que el año pasado celebró su centenario, es la segunda de una serie titulada Paradas de colores, en hoteles de lujo de la marca Belmond, del gigante francés LVMH. El primero se inauguró el mes pasado, cuando se erigieron columnas con bandas verticales alternas de blanco y color alrededor de una fuente en el Hotel Mount Nelson en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Pero la particularidad de las ventanas de colores de la fachada del Palacio de Copacabana es que el espectáculo no está reservado a los clientes: “Todo es visible de un solo vistazo por la gente, venga o no a este hotel”, concluye Daniel Burén.