The Division Bell, el decimocuarto álbum de Pink Floyd, celebra su 30 aniversario. Cuando se lanzó el 28 de marzo de 1994, se anunció que el disco sería el último del grupo de rock británico. No fue hasta 2014, 20 años después, que Pink Floyd lanzó un proyecto verdaderamente final, titulado The Endless River. El álbum en cuestión, lanzado en noviembre, es producto puro de las sesiones de grabación de su predecesor.
Hasta la década de 1980, casi 20 años después del lanzamiento de The Piper at the Gates of Dawn, su primer álbum de estudio, el grupo estaba en su apogeo. Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, sus álbumes explotan las listas, alcanzando – casi sistemáticamente – el top 5 del Billboard Hot 200 y de las listas de álbumes del Reino Unido. Entre sus mayores éxitos, Money (1973), Wish You Where Here (1975), Another Brick In The Wall (1979) y Comfortably Numb (1979). Pero dos años después del lanzamiento del álbum The Final Cut, en 1983, hubo un shock: Roger Waters, uno de los miembros fundadores del grupo, se retiró del proyecto. Siguió un juicio en el que el ex cantante de Pink Floyd intentó disolver el grupo y eliminar su nombre, pero acabó desistiendo.
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Dos años más tarde, en 1987, el grupo lanzó A Momentary Lapse of Reason. Luego, en 1994, The Division Bell finalmente vio la luz. Si las críticas fueron variadas, las clasificaciones fueron excelentes: tras su lanzamiento, el álbum ascendió al primer lugar, en el Reino Unido y Estados Unidos. Una novedad desde Wish You Where Here, lanzado en 1975. The Division Bell, el segundo álbum de estudio del grupo desde la partida de Roger Waters, se hace eco del icónico The Wall, publicado unos años antes. Es exactamente lo contrario. The Wall es sin duda uno de los álbumes más «difíciles» de la banda, ya que trata principalmente sobre el aislamiento y el abandono. The Division Bell se considera un álbum de soluciones, que aboga por la comunicación y el diálogo para resolver conflictos.
El título de este disco es una obvia referencia a la campana del Parlamento británico, ubicado en el Palacio de Westminster, en Londres. Este último tiene un único objetivo: indicar a los parlamentarios que los debates están a punto de reanudarse. La portada de The Division Bell gira en torno a dos máscaras, expuestas en medio de un campo y rodeando la Catedral de la Santísima e Indivisible Trinidad en Ely, cerca de Cambridge. La disposición de los rostros, ambos de perfil, uno a la derecha y el otro a la izquierda, deja lugar a diferentes interpretaciones. Podemos pensar que están hablando entre ellos o que son uno solo, formando una tercera cara, esta vez de cara al frente. Como muchos otros álbumes icónicos, The Division Bell tendrá derecho a su reedición. En 2014, para celebrar los veinte años del disco, el grupo ofreció una caja de colección que incluía un CD “remasterizado”, una versión HD en Blu-ray, varios vinilos, un folleto y algunas imágenes. El mismo año, Pink Floyd lanzaría su último álbum, The Endless River. Y, como era de esperar, será un éxito.