En pleno movimiento a favor de la restitución de obras u objetos a su país de origen, Suiza devolvió este lunes a Bolivia tres momias precolombinas conservadas en el Museo Etnográfico de Ginebra (MEG). Durante una ceremonia, la directora del museo, Carine Ayélé Durand, subrayó que la ciudad estaba haciendo “un fuerte gesto ético al devolver los restos humanos a sus beneficiarios, como ya lo había hecho en 2014 a petición del pueblo maorí. de Aotearoa», nombre maorí de Nueva Zelanda. «Ginebra, ciudad de paz y diálogo, sede de organizaciones internacionales, debe dar ejemplo», añadió un dirigente de la ciudad, Sami Kanaan, antes de devolver las cajas que contienen las momias a la ministra boliviana de Culturas y Descolonización, Sabina Orellana Cruz. “Y lo que se busca aquí más allá de la restitución es una reparación ética”, señaló el director del museo.

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También en nombre de la “ética” las tres momias, dos adultas y un niño, no fueron visibles durante la ceremonia. Los periodistas sólo pudieron ver las grandes cajas en cuyo interior estaban colocados los tres cuerpos humanos momificados en cuclillas, con sus vainas de fibras vegetales tejidas. Estas cajas fueron luego introducidas en grandes cajones de madera, a los que el cónsul de Bolivia en Suiza les puso un sello para que pudieran viajar en una “maleta diplomática” a bordo de un avión. “Hoy volvemos a nuestras raíces”, afirmó el ministro boliviano. “Para nosotros, restitución es sinónimo de descolonización. Encontrar a nuestros antepasados ​​es muy importante porque estamos en el camino de la descolonización”, insistió, saludando a los países europeos que apoyan la restitución de objetos o restos humanos. Si algunas voces creen, por el contrario, que todo lo que entra en un museo debe permanecer allí, el MEG se ha comprometido en los últimos años a facilitar «la devolución incondicional» de restos humanos, bienes funerarios y objetos sagrados a sus legítimos propietarios. También decidió en 2022 dejar de exhibir objetos hechos de restos humanos, a menos que cuente con el consentimiento del Estado o de la comunidad interesada.

Con demasiada frecuencia, «los restos humanos conservados en los museos son asimilados legalmente a objetos, mientras las comunidades exigen que se inicie un proceso activo de rehumanización», lamentó el director del museo. Pero hasta el momento el MEG sólo ha recibido tres solicitudes de restitución, dijo, destacando la complejidad del proceso. Fue en diciembre de 2022 cuando las autoridades bolivianas solicitaron la devolución de las momias después de que el museo les informara de su presencia en su colección, como parte de un programa destinado a “descolonizar las colecciones”. Según el museo, los tres cuerpos presentan rasgos de las costumbres funerarias precolombinas, es decir, anteriores a la llegada de los invasores españoles, procedentes de la región del altiplano cercana al lago Titicaca. El ministro boliviano precisó que las momias eran Pacajes de origen aymara, civilización “que se estableció entre el año 1100 y 1400”. Las estructuras funerarias, llamadas “chullpas”, que custodian este tipo de momias, tienen forma de torre y pueden alcanzar varios metros de altura. Estas torres funerarias atrajeron a muchos saqueadores de tumbas y coleccionistas que extrajeron restos humanos para diversos fines. Los cuerpos momificados fueron enviados en 1893 desde La Paz por Gustave Ferrière (1846-1916), cónsul alemán en La Paz, a la Sociedad Geográfica de Ginebra, traslado realizado sin el consentimiento de los propietarios tradicionales ni autorización formal, según la museo. Luego fueron donados en 1895 al Museo Arqueológico, antes de integrarse en 1901 en el antiguo museo etnográfico de Ginebra.