En la oscuridad de la sala roja del Lucernaire, algunas notas de contrabajo y luego una voz: “Venid Sociedad Bach, hola. No te vayas, atenderemos tu llamada. Estáis en contacto con Come Bach International (…) Desde hace varios años, el grupo parisino se especializa en trabajos estructurales, trabajamos en numerosos ámbitos como teatros, lugares culturales… y espacios comerciales. Espere unos momentos, estamos buscando a su corresponsal. (…) ¿Te gustaría pasar la velada con uno de nuestros músicos… con todos ellos? (…) Lo siento (…), todos nuestros asesores están actualmente en línea. Su tiempo de espera se estima en 60 minutos. » No vamos a pasar 60 minutos sino 85 con Bach. No importa, ya que este espectáculo está lleno de energía, ritmo, virtuosismo e inteligencia.

En el escenario, cuatro chicas sobrealimentadas, apasionadas por el arte de la fuga y el contrapunto: la soprano Anne Baquet a la voz, Claude Collet al piano, Amandine Dehant al contrabajo y Anne Regnier (alternando con Ariane Bacquet) al oboe y al corno inglés. Todos vestidos de negro, frente a atriles sin partituras, tocan estándares de Bach arreglados en su propia salsa picante.

Anne Baquet no tiene precio. La soprano, cuyos ojos giran como canicas, a veces parece salida de un dibujo animado. Con letras de François Morel, Isabelle Mayereau, Bernard Joyet, etc., encanta con su humor. La canción 1 2 3 4 5 – sobre Smala Bach (tuvo una veintena de hijos de dos matrimonios) – seguirá siendo una de las mejores secuencias del espectáculo dirigido por Gérard Rauber. En el programa, por supuesto, Bach, pero también otras cosas. Así esta toccatina del compositor ruso Nicolaï Kaspoutine interpretada al piano por el virtuoso Claude Collet. Este piano negro de media cola al que se subirán Anne Régnier o Amandine Dehant para interpretar algunas melodías del señor del contrapunto.

A menudo las cuatro chicas cantan juntas y suena genial. Su coreografía a veces parece influenciada por los Frères Jacques. Los mismos gestos, el mismo juego de pies hilarante. Dado que Bach se presta a ello, el cuarteto a veces se inclina hacia el jazz. Nos quedamos boquiabiertos ante una versión bien inspirada (piano/oboe) de un famoso vals de Nino Rota, compositor habitual de Fellini y, a veces, de Coppola (ver El Padrino). Luego está esta versión de valor incalculable de If I Had a Hammer. Junto con Mozart y Vivaldi, Bach, director de coro y terapeuta de la civilización, es sin duda el desconocido más famoso de los mensajes telefónicos en espera, los vestíbulos de los hoteles y los ascensores. ¡Vamos, Bach!

Come Bach, en Lucernaire (París 6), hasta el 26 de mayo. Semejante. : 01 45 44 57 34 y www.lucernaire.fr