A excepción de los años de Bernard Lefort, cuando Montserrat Caballé, Marilyn Horne y José Carreras situaron el festival a la hora de la emoción belcantista, las divas nunca se han sentido del todo a gusto en Aix, lo que favorece el espíritu de tropa. Sin embargo, ¿no sería la presencia de estrellas un medio para atraer a los liricófilos? John Osborn como Juan del Profeta, Lisette Oropesa y Pene Pati como amantes de Lucie de Lammermoor se encuentran entre esos cantantes cuya maestría vocal iguala su sentido del estilo.

Pero la gran emoción lírica está asegurada en Otello de Verdi con Jonas Kaufmann, Ludovic Tézier y Maria Agresta. Cuando el tenor megastar, aunque en una fase más impredecible de su carrera, y el mayor barítono Verdi se reencuentran, siempre sucede algo: su magnetismo animal se suma a la destreza técnica para sacar lo excepcional. Por no hablar de su complicidad, que les permite realizar su teatro incluso sin escenografía ni vestuario.

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Nos espera su dúo de revancha al final del Acto II, «Si pel ciel», un auténtico enfrentamiento a tope donde olemos a sangre. La versión de concierto es una oportunidad para enfocarse en el universo musical de una obra. Sin embargo, en su penúltima obra, creada en 1887 en La Scala cuando tenía 73 años, Verdi se eleva a la altura de Shakespeare al demostrar que en la Ópera, a pesar del libretista, es el compositor quien es su propio dramaturgo. La acción, la psicología, la construcción dramática están dadas por la escritura musical.

Y el vector del drama es la orquesta, más que nunca protagonista y no acompañante, en este Verdi tardío, que vivió la revolución wagneriana y se emancipó de las fórmulas estereotipadas del bel canto. No más arias separadas, sino una narración continua, comenzando con una tormenta orquestal y coral que es una de las introducciones más abrasadoras en la historia de la ópera. Finalmente podremos saborear el mar de fondo con la orquesta en el escenario. Oportunidad única de observar el trabajo de Michele Mariotti: Otello es la ópera de un chef.

Grand Théâtre de Provence, 17 de julio, a las 20 h