La paradoja es enorme. En la nueva edición de los premios, que constituyen la máxima distinción anual de la prensa y la literatura estadounidenses, el comité Pulitzer optó por premiar a periodistas y medios de comunicación por su trabajo sobre la guerra entre Israel y Hamás. Así, el New York Times, que recibió el premio internacional de periodismo por “su amplia y reveladora cobertura del letal ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre”, pero también por sus artículos sobre “la respuesta radical y mortífera de las fuerzas armadas israelíes” fuerzas”, informó la AFP.

Además, la agencia de noticias Reuters, ganadora de un premio en la categoría de fotografía periodística, fue condecorada por su cobertura mediática “cruda e inmediata” del ataque del 7 de octubre y la respuesta del Estado hebreo. Entre los finalistas de esta categoría estaba el fotógrafo de la AFP Adem Altan, nominado por su tratamiento del terremoto que azotó Turquía en febrero de 2023.

Además, el comité hizo una mención especial para reconocer a “periodistas y empleados que cubren la guerra en Gaza”. La universidad quiso recordar que “este conflicto también costó la vida a poetas y escritores”.

Un peso, una medida, desde la edición de 2024 prima tanto sobre el tratamiento mediático del ataque de Hamás como sobre el de las represalias de Israel. Rusia y Ucrania tampoco se quedaron atrás. “Por sus apasionados artículos escritos a riesgo de su vida desde su celda”, fue homenajeado durante la ceremonia de entrega de premios el opositor ruso Vladimir Kara-Mourza. Cumple una condena de 25 años de prisión por «traición» e «información falsa», tras su colaboración con el Washington Post.

Pero resulta paradójico que la prestigiosa Universidad de Columbia, que acoge, como cada año, a gran parte del periodismo y la literatura norteamericana desde 1917, sea también escenario desde abril de manifestaciones estudiantiles pro-palestinas. Estos bloqueos se generalizaron tanto que a finales del mes pasado la dirección de Columbia pidió a la policía que desalojara a los activistas. En su periódico estudiantil, dos estudiantes acusaron a la dirección de “represión”. En respuesta, la policía restringió el acceso al evento e impidió que los estudiantes periodistas lo cubrieran.

En literatura, la novelista Jayne Anne Philipps recibió el premio a la mejor ficción literaria con Night Watch, cuya historia se centra en el destino de una madre y su hija en la era posterior a la Guerra Civil. Nathan Thrall ganó el premio a la mejor no ficción por Un día en la vida de Abed Salama. Anatomía de una tragedia en Jerusalén.