El alboroto ambiental sorprende a primera vista. Entre el movimiento de las sillas, las conversaciones de los pasajeros y las llamadas para hacerse un selfie, cuesta creer que estemos en un barco casi silencioso. Sin embargo, el anuncio, al inicio del crucero por el Sena, es claro: “El Paris Trocadéro, el barco 100% eléctrico de la compañía, permite una experiencia nueva y más tranquila”. Entonces, ¿la seguridad de pasar una hora de visita guiada con total tranquilidad? La emoción antes de la salida, que se produce al pie de la Torre Eiffel, combinada con los diversos comentarios en el micrófono de nuestro guía-conferencista parece debilitar un poco esta primera afirmación. ¿Dónde queda el suave sonido de las olas al pasar?
Sin embargo, la promesa es buena: la línea de cruceros Vedettes de Paris ofrece ahora un barco fluvial 100% eléctrico, inaugurado en febrero. Uno de los primeros de su tipo. Sin ruidos, sin olores, sin vibraciones. Una gran apuesta para la empresa fundada en 1976, que transporta a unos 800.000 viajeros al año por el Sena. “Fue una gran inversión: 2 millones de euros por barco, es decir, casi un año de facturación para rehacerlos todos [hay 5 en la flota, nota del editor]. A esto hay que sumarle ciertos costes como el precio de la electricidad, las estaciones de carga y los trabajos de conexión para tener energía eléctrica”, explica Marie Bozzoni, directora general de Vedettes de Paris.
Por lo tanto, el desafío es importante para la empresa, que continúa con su negocio ecológico, con la puesta en servicio de dos nuevos barcos fluviales eléctricos en primavera y un cuarto para el próximo invierno. ¿Qué pasa con el quinto? La reflexión todavía sigue su curso. ¿Utilizaremos hidrógeno? ¿O volver a ser eléctrico? ¿Utilizaremos un barco híbrido? No hay una respuesta precisa por parte de las Vedettes de París, que esperan más comentarios para decidir. “Somos muy conscientes de que la electricidad no es la solución ideal, pero es la única posible en este momento. Y cada pequeño paso cuenta”, asegura Marie Bozzoni. El símbolo sigue siendo fuerte, mientras que el Sena sigue avanzando en aguas turbulentas. Una campaña de muestreo llevada a cabo por una ONG reveló recientemente la presencia de varias bacterias en niveles que superan los límites establecidos por la Federación Internacional de Natación.
Una contaminación que Tiphaine, nuestra guía-conferencista por un día, no deja de resaltar, durante un comentario sobre los Juegos Olímpicos de París 2024 Dinámica, brinda información sobre la capital tanto en francés como en inglés. Nos hubiera gustado tener más momentos de descanso durante la visita para disfrutar de la vista, al son de los sonidos de la ciudad. Si hemos llorado un paseo tranquilo (aunque por la zona el barco cumpla todas sus promesas), la ausencia de olores y vibraciones es más palpable. El olor acre del diésel fundido parece un recuerdo lejano mientras el barco se desliza por el agua. Palacio de Tokio, Museo del Louvre, Puente de la Concordia… Los edificios desfilan a lo largo de nuestra visita. A veces sólo se percibe un ligero zumbido, especialmente al principio. Nada que nos moleste, ya que emprendemos este paseo con la impresión de dar un paso más hacia una verdadera transición ecológica.
Para las Vedettes de París, todo partió de “una convicción visceral de la emergencia climática”, nos aseguran, y de la necesidad de actuar. Detrás de los bellos discursos se esconde sobre todo la historia de la sensibilización durante la Convención sobre el Clima Empresarial (CEC) de 2021. “Desde la primera sesión ordenamos actuar. Esto último fue más fácil porque ya habíamos hecho estudios previos para saber si sería posible”, continúa Marie Bozzoni. En ese momento, el desafío era significativo para la empresa, duramente golpeada por la crisis del Covid-19, como el resto del sector turístico. Pero ella hace de la ecología su prioridad.
Surgen entonces cuestiones como “la cantidad mínima de baterías que se deben tener para evitar que el barco se hunda”, la de “la carga rápida entre cada orientación [cada crucero, ndr.]”, pero también la de afrontar las “ «fuerzas presentes» , es decir, el hecho de que el barco irá contra la corriente la mitad del tiempo, gastando más energía. “También están las olas creadas por los otros barcos por los que pasamos, además de las creadas por el propio barco, que reverberan”, continúa el directivo. Tantas dificultades a las que había que dar una respuesta técnica. “Para optimizar las baterías a bordo, por ejemplo, fue necesario revisar toda la hidrodinámica del casco, para garantizar una perfecta penetración en el agua y limitar cualquier fuerza contraria al progreso”, explica Marie Bozzoni.
¿Con el objetivo de atraer más turistas? La comunicación en torno a este enfoque no debería pasar desapercibida, ya que los Juegos Olímpicos comenzarán en poco más de tres meses. Esta es ahora la primera información que se muestra cuando visita el sitio web de la empresa. Pero, para estar seguro de subir a bordo del famoso barco, es mejor llamar con antelación. “Es bueno llamar el mismo día”, coincide Marie Bozzoni. Imposible saberlo al hacer la reserva. ¿Pero son los pasajeros sensibles a este enfoque? Ninguno de los que conocimos el día de nuestra visita eligió específicamente Vedettes de Paris para su barco eléctrico. Aún así, la mayoría acoge con agrado el cambio. Sobre todo porque los precios no difieren de un barco a otro: 20 euros por una hora de visita guiada por el Sena.
«Esperamos poder atraerlos porque no somos mucho más caros que los cruceros no eléctricos», asume el director general de Vedettes de Paris. Pero al finalizar el crucero, el argumento ecológico parece muy lejano para los pasajeros. La luz del atardecer atrae la atención de todos. Un suave color amarillo ilumina delicadamente las pequeñas olas del Sena, con la Torre Eiffel como compañera. Una vez más, París se roba el show.
Información práctica: Vedettes de Paris, Port de Suffren, 75007 París. Precios de un crucero dirigido por un guía-conferencista: 20 € el billete de adulto, 9 € el billete de niño y gratis para los bebés. La salida es desde el puerto de Suffren, en París. La compañía también ofrece otro tipo de cruceros, que puedes descubrir en su página web.