Este es el sueño de muchos padres. Aléjate de los pañales, de los llantos y de las noches demasiado cortas para unos días, para reencontrarte y poder reencontrarte con las mañanas de sueño, las largas pausas de lectura en la playa y las cenas que nunca empiezan. 21 h (con posibilidad de ampliar hasta altas horas de la noche). O simplemente soplar. Solo que, fue sin contar con un invitado sorpresa llamado… culpa. El de “abandonar a tu hijo”, describe Jean-Luc Aubert, psicólogo especializado en niños y adolescentes, creador del canal de Youtube Questions de psy. “No ser un buen padre, en contraposición a la imagen que tenemos del padre modelo, todavía hoy presente”, continúa.
Este sentimiento lo experimenta Farah, de 32 años, abogada en bienes raíces, casi cada vez que se aleja de sus dos hijos de 5 y 3 años. «Me temo que me necesitan mientras no estoy», dice. Especialmente los más jóvenes, que a menudo se despiertan por la noche. Temo no estar allí si alguna vez se levanta y me llama”, agrega la joven madre. En consecuencia, Farah se ausenta muy poco y nunca por mucho tiempo. “Dos fines de semana al año como máximo”, cuenta. Uno, que reserva para su compañera, el otro, que pasa con sus hermanas y su madre. Para Alexia, una consultora de 34 años, es más o menos lo mismo. Madre de una niña de 2 años, nunca se ha atrevido a ausentarse más de… unas horas. Por qué ? “¡Mi hija pregunta por mí todo el tiempo! A veces, incluso cuando la dejo con alguien solo por una tarde, se la pasa preguntando por mí. Y preguntarme: ¿Cómo reaccionaría ella si me fuera más tiempo?
Y, sin embargo, permitirse un paréntesis a dos, o incluso una escapada en solitario, para desconectar de la vida cotidiana es fundamental, según la terapeuta. Imprescindible para su pareja, por un lado. “En un día a día donde el niño ocupa mucho espacio, mucha energía, es importante saber aprovechar también los momentos de complicidad a dos, para reencontrarse con los adultos”, dice. También imprescindible para ti. “Poder descansar tanto física como mentalmente”. Pour Jean-Luc Aubert, il n’y a pas photo : mieux vaut un parent qui s’absente quelques jours pour recharger ses batteries et qui revient en forme en étant disponible émotionnellement, qu’un parent toujours présent mais épuisé, et donc souvent cabreado. Farah suspira: «Me doy cuenta de eso, pero a veces es más fuerte que yo».
Para el especialista, el secreto de una salida exitosa radica, por tanto, en la comunicación. “Para evitar que se sienta abandonado, simplemente hay que explicarle al niño que vas a estar unos días lejos de él porque estás cansado y necesitas descansar. Explícale que al final de este tiempo de calma, volveremos en buena forma y más disponibles”. También recomienda para los más pequeños, tranquilizarlos y luego diseccionar cada etapa de la ausencia. Su método: hacer una línea de tiempo con él explicando «Hoy voy a estar fuera, luego habrá un primer sueño, luego un segundo sueño, etc.». La psicóloga también recomienda acordar con el niño una reunión telefónica periódica que le permita poner las cosas en perspectiva. Sin embargo, Jean-Luc Aubert advierte: irse el fin de semana sin sus hijos es sí, pero no demasiado pronto. «No lo recomendaré hasta que tengan un año o dos». A esta edad, los niños necesitan sentirse lo más seguros posible. Asegura: “es exactamente la edad en que se refuerzan sus lazos de apego”. Otro comportamiento que prohíbe es escabullirse sin previo aviso. “Allí típicamente, es el escenario donde el niño se sentirá abandonado”.
Entre otros parámetros a tener en cuenta antes de volar: el relevo elegido, o los adultos a los que encomendáis vuestros angelitos. “Es imprescindible que se trate de personas con las que tus hijos tengan confianza, con las que estén acostumbrados a pasar el tiempo”, explica. “De esta manera, ya estarán tranquilos”. Jean-Luc Aubert concluye, “un poco de paciencia, pronto, serán vuestros adolescentes los que os empujarán al principio… y eso, sin sentiros culpables”.
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