Abandonada a pesar de su clasificación como monumento histórico en 1990, la Villa Cavrois, diseñada entre 1929 y 1932 por Robert Mallet-Stevens para un gran industrial del Norte, fue adquirida por el Estado en 2001. Para resucitarla, se difundió un proyecto. Durante trece años se habrán movilizado los conocimientos de artesanos excepcionales para rehabilitar la villa y su parque y devolverlos a su estado de 1932. Al final de esta empresa titánica, la villa finalmente ha recuperado su esplendor inicial y su Belleza formal, una extraordinaria alianza entre materiales nobles (mármol sueco, mármol de Siena, nogal, peral y maderas exóticas) y materiales industriales (vidrio, hormigón, metal).

Para Paul Cavrois, Robert Mallet-Stevens, arquitecto pero también ex escenógrafo de cine, imaginó en 1929 un auténtico castillo moderno: proporciones imponentes, distribución en dos alas simétricas. Pero también la desnudez de los volúmenes, la ausencia de ornamentos en la decoración, las azoteas, los equipamientos de última generación (ascensor, calefacción central, telefonía, recinto circular que acoge el TSF, horario eléctrico, etc.) y la uso de técnicas y a materiales industriales. La silueta moderna de esta villa contrasta radicalmente con el estilo neorregionalista de las residencias burguesas que la rodean. En un enfoque de “trabajo total”, el arquitecto también diseñará la decoración interior y todo el mobiliario.

Rolex Francia, ya patrocinadora de los relojes de 24 horas del castillo de Fontainebleau, del Hôtel de la Marine y de la renovación del reloj monumental del Panteón, continúa su compromiso con el Centro de Monumentos Nacionales apoyando la restauración de elementos arquitectónicos y de diseño de la Villa Cavrois. Una restauración que también reveló el alcance del genio técnico de Mallet-Stevens al restaurar el funcionamiento de los distintos elementos mecánicos de la villa.