Este artículo proviene de la Revista Figaro.

Con estas historias de género a veces nos cuesta encontrar el camino. Acaban de caer algunas noticias interesantes. Un hombre de Michigan que se cree musulmán está emprendiendo acciones legales contra su expareja para recuperar sus testículos, que guarda en el frigorífico compartido desde su operación. He aquí una causa inusual, pero innovadora, de disputa matrimonial. ¿Qué piensa hacer con estos órganos una vez recuperados?

Misterio, pero puede crear hermosos recuerdos en formalina. Para olvidar estos delirios apenas comprensibles, afortunadamente todavía existe el teatro. El 12 de marzo será posible ir a ver la obra de Virginie Despentes en Lille. Con Woke, habrá algo para entretenerse.

Según el comunicado de prensa, se trata de “Cuatro escritores alrededor de una mesa”, es “un inmenso lío mental y una fuente infinita de tensiones y alianzas. Sus personajes están perdidamente enamorados, un poco perdidos, inseguros, lesbianas, trans, racializados, disco techno punk vudú, prolijos, vacilantes, enojados y se hacen esta pregunta: ¿cuál sería, hoy, la revolución con la que sueñan?

Si eres “disco techno punk vudú” lo pasarás genial. Por su parte, Christine Angot se prepara para estrenar una película dirigida por ella misma, Une famille. Se tratará de incesto. Esta sorpresa… En cuanto a la familia en cuestión, es suya. Luego surge una idea, un deseo, un deseo, un sueño: la comedia musical de Sandrine Rousseau protagonizada por ella misma. Se requieren subtítulos.