En una Grecia que, entre otros problemas, sufre de sobreturismo, este 1 de abril se da un nuevo paso. Desde el lunes, los visitantes adinerados pueden privatizar una visita a la Acrópolis de Atenas, lejos de las hordas de viajeros, para admirar la superpoblada capital griega que se extiende como un pulpo hasta el puerto del Pireo. De hecho, el monumento más famoso del país ahora es accesible a visitas guiadas privadas de hasta cinco personas, fuera del horario de apertura al público, temprano por la mañana (de 7 a 9 horas) o por la tarde (de 20 a 22 horas). Un servicio excepcional, pero tendrás que pagar unos 5.000 euros.

Muy comentada y también criticada cuando fue anunciada, esta medida, según el Ministerio de Cultura, responde a una demanda de los visitantes que quieren admirar los cuatro templos entronizados en la Acrópolis, sin tener que pasar entre los miles de turistas que se dan cuenta. selfies.

Hay que decir que en 2023, cerca de 32,7 millones de visitantes visitaron Grecia y el sitio de la Acrópolis acogió a más de 3,5 millones de personas. El turismo representa casi una cuarta parte de la riqueza griega (25% del PIB), y la temporada 2024, que ya ha comenzado, parece especialmente ocupada. Según las autoridades, estas sumas desembolsadas para visitas privadas permitirán “reinvertir los beneficios en proyectos culturales y monumentos, sin perjudicar el sitio arqueológico”.

Además de esta oferta, desde el 1 de abril se ha incrementado el precio de las entradas para el público general en varios yacimientos arqueológicos o museos, con la implantación de entradas electrónicas en 28 sitios, en función de su importancia. Hasta ahora, el visitante tenía que pagar 20 euros para ir al peñón y al museo de la Acrópolis; La entrada ahora ha aumentado a 30 euros.