La sucesión de la Estación Espacial Internacional (ISS), retirada en 2030, va tomando forma, con el proyecto de estación privada Starlab, que debería entrar en servicio en 2028. Airbus Defence and Space (ADS) se embarca en este proyecto, como parte de un proyecto conjunto acuerdo de riesgo con la empresa estadounidense Voyager Space. Los dos socios anunciaron el miércoles la creación de una empresa conjunta para construir y operar Starlab.
Esto, mientras la NASA ha anunciado que está cambiando su modelo de negocio al no administrar más una estación espacial para enviar allí a sus astronautas sino al firmar contratos de servicios con operadores privados. “La NASA y otras agencias espaciales serán nuestro negocio principal para el primer Starlab”, dice Dylan Taylor, director ejecutivo de Voyager Space. “La estación se dedicará a la investigación y trabajo en microgravedad que la industria farmacéutica también querrá realizar allí. No estamos apuntando al turismo espacial”.
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A través de su subsidiaria Nanoracks, Voyager Space recibió $160 millones de la NASA para desarrollar Starlab. Esta no será la única estación en ofrecer servicios, la NASA ha destinado 130 millones a Blue Origin, la compañía espacial de Jeff Bezos, y 126 millones al grupo de defensa Northrop Grumman para desarrollar su proyecto de estación orbital. También participan actores privados, como la start-up estadounidense Axiom, en asociación con Thales Alenia Space.
“Tenemos la sensación de ser (…) la punta de lanza de Europa en este campo (estaciones espaciales, nota del editor)”, subraya Michael Schoellhorn, presidente de Airbus DS. El objetivo es “atraer también a la Agencia Espacial Europea ya los Estados miembros”. Europa podría usar Starlab para enviar allí a sus propios astronautas.