Menos del 1% de la población mundial vive en un país donde la calidad del aire cumple con las directrices de la Organización Mundial de la Salud. Esta es la principal lección del sexto informe sobre la calidad del aire mundial publicado el martes 19 de marzo por la empresa suiza de seguimiento de la calidad del aire IQAir. En 2021, la OMS fijó el límite de exposición anual a partículas finas PM2,5 (micropartículas que pueden entrar en la sangre y provocar enfermedades cardiovasculares y cánceres) en 5 µg/m3 (la masa de partículas por unidad de volumen de aire).
El estudio, que se basa en el análisis de los niveles de calidad del aire en 7.812 ciudades en más de 134 países, regiones y territorios, muestra que la mayoría de las lecturas superan con creces el estándar. Sólo Australia, Estonia, Finlandia, Granada, Islandia, Mauricio y Nueva Zelanda respetan las recomendaciones de la agencia especializada de las Naciones Unidas (ONU).
En el extremo opuesto del espectro, los países más contaminados son, con diferencia, Bangladesh, con una concentración de partículas finas más de 15 veces superior a las recomendaciones de la OMS, Pakistán, India, Tayikistán y Burkina Faso.
En Asia central y meridional se encuentran las diez ciudades más contaminadas del mundo. «Las condiciones climáticas y la neblina transfronteriza fueron factores importantes en el sudeste asiático, donde las concentraciones de PM2,5 aumentaron en casi todos los países», señala el estudio. India albergaba las cuatro ciudades más contaminadas del mundo en 2023 y el área metropolitana de Begusarai, en el este del país, era la más contaminada.
En particular, por primera vez en la historia de este informe (el sexto), Canadá “fue el país más contaminado de América del Norte, con las 13 ciudades más contaminadas de la región ubicadas en su territorio”. En Francia, cuatro ciudades -donde se tomaron mediciones- disfrutaron de una calidad del aire que respetaba el límite establecido por la OMS. Entre ellos, Chatou (Yvelines), Rageade (Cantal), Schirmeck (Bajo Rin) y Saint-Nazaire-le-Désert (Drôme).
Las partículas finas que contaminan el aire del planeta provienen principalmente de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles para producir electricidad, el transporte, la quema de residuos, la agricultura y las industrias química y minera, precisa el programa medioambiental de las Naciones Unidas (PNUMA).
En 2019, alrededor de cuatro millones de personas murieron debido a la exposición a partículas finas del aire exterior. “Las tasas de mortalidad más altas se registran en Asia Oriental y Europa Central”, especifica el PNUMA. “La exposición a la contaminación del aire exterior por partículas finas constituye el mayor factor de riesgo ambiental de muerte prematura a escala global”, concluye esta misma fuente. Solo en Europa, la exposición crónica a estas micropartículas provocó la muerte de 253.000 personas en 2021, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).