Del 18 al 25 de noviembre, la Semana Europea de la Reducción de Residuos se centra en los envases. En esta ocasión, Le Figaro vuelve a esta asombrosa cifra: cada año se tiran alrededor de 3 millones de toneladas de plástico en Francia -que es, de hecho, el mayor productor de residuos plásticos de Europa-; sin embargo, según la empresa Citeo, sólo el 30% de estos residuos se reciclaría.
Sin embargo, lo más sorprendente es que este 70% de los residuos plásticos no reciclados son, en su mayor parte, reciclables. Entonces, ¿cómo podemos explicar que escapen del circuito de reciclaje?
El logo “reciclable” y su hombre “Triman” están claramente presentes en el embalaje reciclable. Además, el plástico más extendido y conocido, el tereftalato de polietileno (PET), especialmente en las botellas de agua, es esencialmente reciclable. Más del 60% de estas botellas se reciclan. ¿Qué pasa con el otro 40%? Estos “no se recogen en los contenedores amarillos ni en los cubos de basura destinados a este fin. Es un error de clasificación”, lamenta Valentin Fournel, director de ecodiseño y reutilización de Citeo. Las botellas se tiran a la basura doméstica y, por tanto, nunca llegan al centro de clasificación. Según Citeo, el 89% de los franceses clasifican sus envases, el 51% de ellos de forma sistemática (también en la calle, en la oficina, etc.).
Pero muchos otros tipos de plástico son mucho más difíciles de reciclar. Es el caso de las bolsas de golosinas, gruesas, algunas con cremallera y de colores llamativos, film transparente fino o incluso botellas de refresco de colores. De todos estos otros plásticos llamados reciclables, sólo el 11% lo son realmente. “Desde 1992, todos los franceses están obligados a clasificar botellas y termos. Para el resto de plásticos, la clasificación obligatoria es muy reciente”, afirma también el director de reutilización de Citeo. De hecho, la obligación de clasificación en toda Francia se implementó en 2022 con la ley AGEC, que entró en vigor en enero de 2023. Esta nueva ley todavía requiere un poco de tiempo por parte de los ciudadanos antes de tener los reflejos y el conocimiento óptimo del sistema de clasificación.
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Una vez pasada la etapa de clasificación, llega la siguiente: la separación de los distintos materiales químicos de los distintos plásticos, que no se pueden reciclar juntos. “Una desventaja”, lamenta Philippe Bolo, diputado por Maine y Loira y coautor del estudio “La contaminación plástica: ¿una bomba de tiempo?”. De hecho, algunos envases “son muy específicos, tanto en términos de colores como de materiales”, explica el responsable electo de la oficina parlamentaria de evaluación de las opciones científicas y tecnológicas.
Además, todo es una cuestión de presupuesto. “Hay muchas botellas de plástico, por eso vale la pena reciclarlas. Este no es el caso de un producto que rara vez se encuentra”, añade Philippe Bolo. “Para crear un nuevo sector del reciclaje, los volúmenes deben justificar el coste y la utilidad de construirlo”, coincide Valentin Fournel. Esta escasez constituye, por tanto, otro obstáculo para el reciclaje.
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Una vez finalizadas las etapas de clasificación y separación de plásticos, llega la etapa del reciclaje propiamente dicho. Sin embargo, las empresas siguen siendo reacias a utilizar plástico reciclado debido a su coste y su aspecto, que se considera poco atractivo.
Mientras que los precios del plástico virgen siguen cayendo, el material reciclado es “alrededor de un 20% más caro que el material virgen”. El año pasado fue casi el doble”, señala Citeo. La ley Agec exige a partir de 2025 incorporar al menos un 25% de plástico reciclado en las botellas de plástico (PET). Como resultado, la demanda de material reciclado está aumentando, al igual que los precios.
Axelle Bourry y Aline Grudet, ingenieras de economía circular de la Agencia de Transición Ecológica (ADEME), señalan que la elección del plástico suele ser más “marketing” que útil. Sin embargo, para determinadas botellas de refrescos, por ejemplo, “el color requiere una clasificación adicional en el momento del reciclaje”. “En las botellas recicladas, las botellas son menos transparentes o el color blanco puede volverse gris”, explica Valentin Fournel. “Frente a una botella de leche gris, ¿estará el consumidor dispuesto a comprar el producto aunque haya cambiado de apariencia?”
Además, “el uso de plástico está aumentando, por lo que la tasa de reciclaje tiene dificultades para despegar”, subraya el diputado Philippe Bolo. Ésta es la razón por la que las empresas se inclinan cada vez más hacia el ecodiseño: al producir envases, ahora piensan en su fin de vida. Para ello, intentan, en particular, reducir la cantidad de plástico e integrar más material reciclado.
“El objetivo de la Semana Europea de la Reducción de Residuos sigue siendo reducir los residuos en origen y, por tanto, no crearlos”, recuerda la ingeniera de ADEME Axelle Bourry.