Caída de la natalidad y envejecimiento de la población. En el horizonte, un déficit demográfico preocupante. Y la economía francesa está decayendo. Porque estas circunstancias representarían amenazas reales para las arcas del Estado, según una nota del muy liberal Instituto Montaigne. Está claro que esta “doble dinámica tendrá un impacto directo sobre la riqueza nacional producida, las cuentas sociales, el empleo y los salarios de nuestro país”, estima su autor, el politólogo Bruno Tertrais. Por eso, las políticas públicas y las decisiones sociales se verán «necesariamente» influenciadas por este envejecimiento de la población y sus consecuencias económicas, como la reducción de la productividad y la caída de los tipos de interés.
El envejecimiento es casi seguro, ya que el bajo crecimiento demográfico de “sólo” el 0,3% en 2022 atestiguaría la entrada de Francia en una fase de desaceleración demográfica, considera el estudio. Una tasa relativamente buena en comparación con la de otros países europeos como Alemania, donde la población está disminuyendo. Mais «l’indice conjoncturel de fécondité (ICF) n’était plus que de 1,8 en 2022 alors qu’il était encore au «seuil de renouvellement» il y a une décennie (2 en 2013)», pointe du doigt le relación. De ahí el envejecimiento mecánico de la población francesa. Para el Instituto Montaigne, de “pionero de la transición demográfica”, Francia se ha convertido en “pionero del envejecimiento en Europa”.
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Si bien la inmigración podría frenar esta tendencia, aparentemente no será suficiente para detener el envejecimiento de la población. Las proyecciones del INSEE esperan que la proporción de mayores de 60 años alcance el 32% en 2040. En cuanto a los mayores de 65 años, bajaría del 21% actual al 29% en 2070. El número de activos en 2070, “de 30,1 millones en 2021 a 30,5 millones en 2040 (fin de la aceleración de la reforma de 2014) […] hasta situarse en 29,2 millones en 2070”. La Direction de l’animation de la recherche, des études et des statistiques (Dares) du ministère du travail montre même que, d’ici à 2030, près de 100.000 postes resteront vacants chaque année, en raison du déficit de jeunes entrant sur le mercado de empleo.
De este envejecimiento demográfico surgirían varios fenómenos nocivos para la economía nacional. “En general, cuanto más envejece un país, más disminuye la población en edad de trabajar y más se ralentiza el crecimiento potencial”, señala el Instituto Montaigne. A esto se suma el potencial efecto deflacionario provocado por el exceso de ahorro y la caída de la demanda de bienes de consumo. El gasto público en salud también aumentaría, aumentando en 2,5 puntos del PIB entre 2010 y 2060. También hay consecuencias para el sistema de pensiones. “El impacto mecánico del envejecimiento conducirá así a un aumento del gasto en pensiones de 2,2 puntos del PIB de aquí a 2030 y de 3,5 puntos del PIB de aquí a 2040”, estima Bruno Tertrais. Por ejemplo, aplicando la pirámide de edad esperada para 2040 al año 2019, el gasto en protección social habría sido 100 mil millones de euros mayor, pasando de 703 a 803 mil millones de euros.
Tantos agujeros que la inmigración actual no sería suficiente para llenar según el informe del Instituto. “Los recién llegados también terminan envejeciendo y, por lo tanto, la mejora en la tasa de dependencia (relación entre la población en edad de trabajar y la población mayor de 65 años) es temporal. Por lo tanto, el razonamiento mecanicista que quiere compensar la falta de mano de obra mediante la inmigración es miope”, comenta el autor. Antes de señalar que «para estabilizar esta ratio y, por tanto, incidir en la financiación de las pensiones, sería imprescindible una inmigración masiva», avanzando la astronómica cifra de dos millones de inmigrantes al año entre 2025 y 2050, o 50 millones en total.
Si bien el envejecimiento de la población entraña muchos riesgos para la economía, algunos subrayan las oportunidades de este cambio profundo. Un estudio del instituto de investigación Xerfi estima que el envejecimiento de la economía podría pesar unos 109 mil millones de euros en 2026. Un mercado jugoso, para quien sepa aprovecharlo.